. Para honrar la memoria de su hija adolescente fallecida, quien amaba a los animales, sus padres organizaron una colecta solidaria de alimentos para mascotas.
Ayer se cumplieron dos años de la muerte de Fiorela Bustamante. Tenía apenas 17 años y rebosaba salud hasta que un día comenzó con placas en la garganta y luego obstrucción intestinal, “primero la llevamos al SAMIC de Oberá donde estuvo internada una semana, pero como no veíamos mejorías decidimos pedir el traslado al Sanatorio Posadas donde la atendió una hematóloga y luego logramos la derivación al Hospital Madariaga donde le hicieron muchos estudios y finalmente le diagnostican la enfermedad de Crohn, que tiene tratamiento pero no cura. Había pasado un mes y medio desde que comenzó con los primeros síntomas pero Fio ya estaba muy débil, y se complicó más con una sepsis”, recordó su mamá.
Transformar el dolor
A través de la colecta solidaria, sus papás buscaron canalizar el dolor por la pérdida de su hija haciendo algo que ella amaba hacer: ayudar a los animales. “Comenzamos a hacer la colecta el día de su cumpleaños, en septiembre, y este año decidimos hacerla también en el aniversario de su fallecimiento”, contó Miguel, su papá, a PRIMERA EDICIÓN.
“Extendimos el horario de la colecta hasta hoy (por ayer) a la tardecita porque varias personas me avisaron que traerían los alimentos a última hora”, contó Karen, la mamá de Fiorela.
Hasta el mediodía, habían juntado alrededor de 80 kilos de alimento balanceado, “posiblemente podamos distribuir la donación entre dos o tres refugios porque en Oberá hay muchos refugios y casas de tránsito… a todos les viene bien esta colaboración”.
Ambos quieren continuar con estas colectas solidarias en memoria de su hija los próximos años, “en su cumple y en su aniversario de fallecimiento”.
“Llevaba a casa perro o gato que encontrara en la calle”
“Mi hija era muy animalera , al principio pensamos hacer algo que involucrara a la familia y a los más cercanos a nuestra hija… pero después la convocatoria a la colecta se replicó y por supuesto que es buenísimo que otras personas quieran sumarse en esta campaña para colaborar con los animales”, indicó su mamá.
Según recordó, “Fiorela ayudaba cada vez que podía a los animales, perro o gato que encontrara en la calle llevaba a casa… tenía su gato que se llama Teo que sigue vivo, al que siempre le decía que era su michi ‘jaborito’, mi hija era amante de los animales en general, conejos, peces, loros… ella llevaba a casa todos los animales que podía y colaboraba mucho con los rescatistas”.
Como dice el refrán “el fruto no cae muy lejos del árbol”, Karen confió que ella también es “bastante animalera” y aseguró que “es hermoso cuidar a un animal, aunque por ahí no es fácil es algo que me enseñó mi hija”.





