Desde el 10 de septiembre del año pasado hasta esta semana registramos 1.570 notificaciones de suicidio en Misiones. Este registro se actualiza diariamente e incluyen todas las notificaciones de conductas suicidas: ideación, intentos y concreciones que acaban en la muerte.
“Comenzamos a registrar los datos en septiembre del año pasado y por eso no podemos comparar con la situación en años anteriores para decir que aumentaron o no las notificaciones de suicidio en Misiones. Hay datos anteriores del Ministerio de Salud Pública y del Ministerio de Justicia, pero hoy contamos con datos propios recabados desde la Policía. Pero incluso cuando comenzamos la Comisión para el Abordaje Integral del Suicidio (CAIS) y la Policía de Misiones ordenó a sus comisarías que comuniquen cada vez que hay un suicidio o un intento… este circuito de información se puso en marcha pero al principio eran pocos los registros y fuimos aceitando el mecanismo a lo largo de los meses y ahora funciona al 100%”, señaló la coordinadora de la CAIS, la licenciada en psicología Natalia Falcone en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Poco más de la mitad (57%) de las conductas suicidas son intentos que no llegan a provocar la muerte. Aunque siempre hay un porcentaje de subregistro, Falcone indicó que este dato es bastante fiable pues la ley nacional obliga a noticiar los intentos de suicidio.
“De esos 1.570 registros que tenemos, el 8,7% son concreciones, muertes”, remarcó.
El porcentaje restante corresponden a notificaciones de ideación suicida, “ese porcentaje está muy por lo bajo de lo que realmente debe existir, porque es más difícil de detectar y que esa información llegue al sistema porque hay muchos profesionales que no lo notifican pese a estar atendiendo a pacientes con ideación suicida”.
Protocolo en las escuelas
Falcone destacó la modalidad de trabajo en las escuelas frente a este tipo de problemática. “Antes el tema se detectada y quedaba ahí, pero incluso antes de la creación de la Comisión… el Ministerio de Educación de Misiones creó el protocolo de detección del suicidio en las escuelas, aprobado por resolución y que involucra tanto a escuelas públicas como privadas. Se capacitó a los docentes para que pueden ver las señales de alarma para que puedan estar atentos y luego hizo obligatoria la notificación de alerta para iniciar el protocolo… y gracias a eso estamos trabajando muchísimo con las escuelas”, remarcó.
No solo se trata de escuchar y detectar señales de riesgo, sino también del necesario acompañamiento que se realiza a las personas del círculo más cercano tras un suicidio. La posvención es clave y actúa como preventiva cuando los afectados son niños y adolescentes.
“La posvención es lo más difícil porque trabajamos con personas que están en duelo y hay que tener todo un tiempo para acercarnos y brindar apoyo. Ahora, estamos trabajando para constituir grupos intersectoriales de posvención, porque hasta ahora la posvención la realiza en la mayoría de los casos el Ministerio de Salud Pública a través de la Dirección de Salud Mental. Y en algunos casos, algunas asociaciones o comunidades de fe que se acercan a las familias por cercanía o conocimiento. Nuestro objetivo es institucionalizar la posvención en grupos intersectoriales”.
La esperanza detrás de los números
Es importante no solo conocer cuáles son las señales de alarma sino también qué se debe hacer cuándo estas son detectadas. “En las charlas a la comunidad siempre tratamos de dar herramientas para la detección, para que la gente esté atenta… derribar ese mito que la gente dice cosas y luego no las hace”, indicó.
No obstante, para Falcone también se trata de transmitir esperanza “porque cuando vemos la estadística se evidencia que hay muchas más personas que piden ayuda y la obtienen y salen adelante que personas con las que ya llegamos tarde y no podemos hacer nada”.
Remarcó la necesidad del compromiso de todos “para que la gente conozca del tema, hable con sus hijos, esté pendiente de las alertas y active los protocolos”.
Los que más idean e intentan
Según precisó Falcone, en Misiones, los adolescentes y jóvenes de 15 a 25 años son mayoría en los porcentajes de ideación e intento de suicidio. “Cuando hablamos de concreciones, la franja etaria se corre un poquito de 18 a 29 años. Lógicamente hay notificaciones de concreciones en las distintas franjas etarias, aunque con menos proporción que en la de jóvenes”, detalló.
Los que más concretan
En este grupo de personas que llegan a concretar la idea del suicidio, “hay mayoría de hombres, de entre 18 y 29 años”.
Según indicó Falcone “aunque es menor el número de concreciones, también tenemos notificaciones de personas entre 30 y 60 años. Y también ha habido casos, muy pocos, de niños de 12 o 13 años, que se hicieron público en los medios”.
Para la especialista, detrás de estos casos de suicidio infantil “casi siempre hay historias desgarradoras de violencia o abuso. Pero no se puede generalizar…”.
Adolescencia, como factor de riesgo
La especialista señaló que hay características que inciden en que la adolescencia sea un factor de riesgo ante conductas suicidas: impulsividad, vivir el presente con intensidad, dificultad para procesar la idea de que los problemas pasan. A esto se suma el aumento del consumo de sustancias, que los vuelve más vulnerables.
Falcone recomendó escuchar y no minimizar el dolor, porque “a veces los adultos tenemos otra escala de lo que es grave”. También señaló que el modo de vida actual, la necesidad de trabajar más horas y la desconexión emocional influyen en el aumento de casos.
Qué hacer
Falcone recomendó: hablar, escuchar, permitir que la persona se desahogue. Luego, buscar ayuda profesional y avisar que se trata de urgencia. Misiones cuenta con una Línea de Atención en Crisis del IPS: 3765-481000 (24 horas, solo llamadas). Ante emergencias: 911 o comisaría local.





