En los últimos años, la producción de aves y huevos en Misiones ha mostrado un crecimiento sostenido, impulsado por el aumento del consumo local y una demanda creciente de alimentos frescos, saludables y de origen conocido. En este contexto, el INTA Misiones acompaña a las familias productoras con asesoramiento técnico y capacitaciones, promoviendo prácticas de manejo adaptadas al clima subtropical y orientadas a una producción sustentable.
Desde la Agencia de Extensión Rural (AER) Santa Rita, la Dra. médica veterinaria Paola Sanz destaca que la cría de gallinas ponedoras en sistemas familiares o semi-extensivos constituye una actividad de gran valor social y económico en Misiones. No solo porque mejora la seguridad alimentaria en las chacras, sino también porque aporta ingresos complementarios para las familias rurales.
Producción local
El crecimiento de la avicultura familiar en Misiones se relaciona con una mayor conciencia de los consumidores sobre el origen de los alimentos y las condiciones de producción.
“Este crecimiento está acompañado del aumento en la demanda y de una mayor conciencia por parte de los consumidores acerca del origen de los productos avícolas. Observando una preferencia cada vez mayor por sistemas de producción alternativos, libres de jaulas, ecológicos u orgánicos, que priorizan el bienestar animal y reducen el impacto ambiental”, explica Sanz.
Si bien la provincia no posee una industria avícola a gran escala como otras regiones del país -por ejemplo, Entre Ríos o Buenos Aires-, el trabajo articulado entre INTA y otras instituciones públicas y privadas permite que tecnologías, estrategias y recomendaciones lleguen efectivamente al productor. A través de capacitaciones periódicas y acciones de fortalecimiento del sector, se promueve la incorporación de buenas prácticas en manejo, alimentación y sanidad.
“En el departamento de 25 de Mayo venimos acompañando el crecimiento de la producción con capacitaciones específicas sobre las distintas etapas del ciclo productivo, la alimentación y el manejo sanitario”, comenta Sanz. Estas instancias permiten que los productores intercambien experiencias, conozcan nuevas tecnologías y fortalezcan su capacidad de gestión en la chacra.
Recomendaciones técnicas
Para quienes deseen iniciarse en la actividad, Sanz recomienda realizar una planificación integral y cumplimiento de buenas prácticas de manejo, sanidad y bioseguridad. “El primer paso a tener en cuenta es definir el sistema productivo, esta decisión va a influir en la construcción de su gallinero. La ubicación debe garantizar buen drenaje, ventilación, iluminación natural y acceso a agua potable y energía. Es importante delimitar el área con cerco perimetral para evitar el ingreso de animales y personas ajenas a la producción. Si el espacio lo permite la orientación del gallinero debe ser este-oeste teniendo en cuenta los vientos predominantes y que el sol no incida directamente sobre el techo para evitar altas temperaturas”, señala.
El manejo del ambiente es uno de los factores determinantes para la productividad y el bienestar de las aves. “En los primeros días de vida, las pollitas necesitan temperaturas cercanas a los 30 a 31°C, en contraste con las aves adultas que se encuentran en un ambiente confortable con temperaturas alrededor de 15 a 25°C. Un manejo ambiental deficiente, especialmente en lo que respecta a la temperatura y la humedad, puede favorecer la aparición de enfermedades respiratorias, parasitarias y otros problemas sanitarios”, agrega.
Dentro del gallinero, se recomienda usar una cama de material absorbente -como viruta o cáscara de arroz- y distribuir adecuadamente comederos y bebederos. Los nidos (uno cada cuatro o cinco gallinas) y las perchas son esenciales para permitir que las aves expresen comportamientos naturales, reduzcan el estrés y fortalezcan su estructura ósea.
Respecto a la alimentación, Sanz resalta que debe ser equilibrada y adaptada a cada etapa de vida. “Durante la cría y recría se aconsejan raciones balanceadas -comerciales o preparadas especialmente- y luego se pueden incorporar verdeos, verduras y semillas. La calidad del alimento influye directamente en la producción y el tamaño de los huevos”.
Respecto al manejo sanitario, incorporar el uso de pediluvios o bandeja con desinfectante a la entrada del gallinero, limpieza frecuente de las instalaciones, controla el estado de la cama, comederos y bebederos, llevar un adecuado control de plagas y en el caso de encontrar aves enfermas, se recomienda separarlas del lote y comunicarse con un veterinario o asesor técnico.
Es importante llevar un plan sanitario, incluyendo programas de vacunación (por ejemplo, contra Newcastle, Gumboro, viruela aviar y bronquitis infecciosa, etc.), se debe tener en cuenta la prevalencia de las enfermedades en la zona, como lo es la viruela aviar que representa grandes pérdidas para el productor cuando se presenta en el lote, entre otras.
Desafíos y acompañamiento
Uno de los principales desafíos para la avicultura misionera son los altos costos de las materias primas, que representan entre el 50% y el 65% del costo total de producción. A esto se suman los precios de insumos esenciales -como vacunas, equipamiento básico-, que impactan directamente en la rentabilidad. “Existe una fuerte dependencia tecnológica, así como equipamientos e implementos necesarios para las instalaciones avícolas. Esta dependencia limita la autonomía de los pequeños productores y dificulta el desarrollo sostenido de la actividad”, advierte Sanz.
Frente a esta realidad, el acompañamiento técnico del INTA resulta fundamental. “Buscamos acercar al productor tecnologías accesibles, conocimientos prácticos y estrategias de manejo que le permitan optimizar los recursos disponibles y mejorar sus resultados productivos”, enfatiza la profesional.
El trabajo articulado del INTA Misiones con municipios y organismos provinciales apunta a consolidar un modelo de producción familiar sustentable, que combine el saber local con la innovación tecnológica.
En este marco, a nivel local la Dra. Sanz viene trabajando en conjunto con técnicos y veterinarios como David Sánchez INTA Santa Rita y Ana Rodríguez del Ministerio de Agricultura familiar con el objetivo de fortalecer la producción de alimentos sanos, con identidad local, y que las familias rurales puedan desarrollar sistemas productivos autónomos y sostenibles.
Colaboración: Francisco Pascual y Martín Ghisio.





