El cultivo de hierbas aromáticas y medicinales tiene una larga historia en Misiones. Desde la menta y el orégano hasta la salvia o el romero, muchas familias rurales -y cada vez más urbanas- destinan un rincón de su patio o balcón a las plantas que perfuman las comidas y también aportan beneficios terapéuticos. Pero cosecharlas es apenas el primer paso: el verdadero secreto está en el secado y la conservación, dos procesos que determinan cuánto tiempo mantendrán su aroma y sus propiedades activas.
A diferencia de los productos industriales, el secado casero permite mantener intactos los aceites esenciales que dan sabor y aroma a las hierbas. Y aunque no se necesita maquinaria ni grandes conocimientos, sí es importante elegir el método adecuado según el tipo de planta y las condiciones del ambiente.
¿Por qué secar las hierbas?
El secado es una técnica ancestral que reduce el contenido de agua de las hojas y tallos, evitando la proliferación de hongos y bacterias. De esta forma, las hierbas se pueden conservar durante meses -e incluso más de un año- sin perder sus cualidades. Además, ocupan menos espacio y se vuelven fáciles de guardar o de regalar.
En Misiones, el secado de hierbas no solo tiene un fin gastronómico. También se utiliza en la elaboración de infusiones medicinales, en cosmética natural, e incluso como insumo para pequeñas producciones agroecológicas.
“En una provincia con tanta humedad ambiental, el desafío está en lograr que las hierbas pierdan agua sin perder sus aromas”, explica un productor consultado por ECO&AGRO, que se dedica hace décadas a esta actividad.
Elección y preparación
Antes de comenzar el secado, es fundamental seleccionar los mejores ejemplares. Conviene cosechar las hojas por la mañana, una vez que se haya evaporado el rocío, y evitar los días de lluvia o alta humedad. Las hierbas deben estar limpias y sin señales de deterioro.
Las más adecuadas para secar al aire libre son las de hojas duras o aceitosas, como orégano, eneldo, tomillo y romero. En cambio, las de hojas blandas y húmedas, como la menta, el perejil o la albahaca, requieren condiciones más controladas o secado asistido con calor.
Una vez cosechadas, se agrupan en pequeños ramilletes de 5 a 10 ramas, atados con hilo o una banda elástica. Luego se colocan dentro de una bolsa de papel con algunos orificios, para permitir la ventilación, y se cuelgan con los tallos hacia arriba en un lugar cálido, seco y ventilado. En unos 10 a 15 días, las hojas deberían estar crujientes al tacto, señal de que el proceso fue exitoso.
En horno o deshidratador
Cuando el clima no acompaña o el ambiente es demasiado húmedo, el horno hogareño puede ser una buena alternativa. Para hacerlo, se disponen las hojas sobre una bandeja metálica, formando una sola capa. El horno debe precalentarse a la temperatura más baja posible (entre 40 y 60 °C) y mantenerse ligeramente abierto para permitir la circulación del aire.
En unos 45 a 60 minutos, las hierbas estarán listas. Es importante vigilarlas para evitar que se quemen, ya que el exceso de calor destruye los aceites esenciales y deja un sabor amargo. En zonas rurales, algunos productores utilizan hornos solares o secaderos de leña adaptados, aprovechando el calor natural sin llegar a altas temperaturas.
Secado al sol o al aire libre
El método más tradicional es también el más económico. Para hacerlo correctamente, hay que elegir días secos, sin viento fuerte ni lluvia. El otoño y el invierno suelen ser las estaciones más adecuadas en Misiones, cuando el aire es más fresco y la humedad relativa disminuye.
Las hierbas pueden colgarse bajo una galería, en una pérgola o incluso bajo un árbol, siempre a la sombra. La exposición directa al sol puede acelerar el proceso, pero también deteriora el color y parte del aroma. Un espacio ventilado y cubierto es ideal para quienes desean conservar el aspecto verde intenso de las hojas.
Conservar y almacenar
Una vez secas, las hierbas deben deshojarse cuidadosamente y guardarse en frascos de vidrio o bolsas herméticas, lejos de la luz y la humedad. Las etiquetas con el nombre y la fecha de secado ayudan a organizar el stock. Si se conservan correctamente, pueden durar entre seis meses y un año sin perder calidad.
Un consejo extra: no pulverices las hojas hasta el momento de usarlas. Mantenerlas enteras prolonga el aroma y facilita su identificación.
Recuperar la tradición
El secado artesanal de hierbas aromáticas está reapareciendo con fuerza en Misiones, no solo como una práctica doméstica, sino también como una alternativa económica para pequeños productores que buscan agregar valor a sus cultivos. En todas las ferias francas hay emprendimientos familiares que venden mezclas secas de orégano, cedrón, menta o burrito en ferias locales y mercados solidarios.
Más allá del destino final, el proceso tiene un valor cultural: rescata saberes rurales y promueve la autosuficiencia alimentaria, dos rasgos cada vez más apreciados por consumidores que valoran lo natural y lo artesanal.
En definitiva, secar hierbas en casa es una manera sencilla de aprovechar los aromas de la tierra misionera durante todo el año. Con un poco de paciencia, cuidado y práctica, el resultado será una alacena llena de perfumes y sabores listos para realzar cualquier plato o infusión.





