El sector de hostelería en la ciudad transita un período de inusual quietud, marcado por una baja demanda, “casi nula”, que enciende las alarmas de los empresarios, a semanas del inicio formal de la temporada de verano. La falta de movimiento se traduce en una preocupación mayor: las reservas para el mes de enero se mantienen notoriamente escasas, proyectando un panorama de incertidumbre en lo que habitualmente es un tiempo de alta afluencia.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, empresarios referentes del sector, entre ellos Mauricio Ripoll del hostel “Como en Casa”, describió la situación, en coincidencia con sus colegas, como una “parálisis total”.
La baja en la actividad es profunda y sostenida, lo que contrasta fuertemente con las expectativas habituales para esta época del año, que precede a las vacaciones de verano.
“No hay movimiento, todo está totalmente parado, por ende la demanda es muy baja. Son muy pocos los que están preguntando por las reservas”, lamentó.
Desde el sector señalaron la coyuntura política como un posible factor determinante en la reciente retracción. El extenso calendario electoral, que incluyó los comicios legislativos de medio término en octubre, parece haber “congelado las decisiones de consumo y planificación de viajes de los turistas”.
“Aún no tenemos reservas para enero, la verdad. Venía todo muy parado estas últimas dos semanas, entendemos que fue por las elecciones. Esperamos que la actividad se reactive”, comentó Ripoll.
Ante un escenario económico complejo donde “la gente busca reducir sus gastos”, los alojamientos implementan estrategias diferenciadas para atraer a los visitantes.
En ese marco, el concepto de la hospitalidad y el vínculo social emergen como valores agregados: “En nuestro caso, intentamos siempre captar a ese huésped que le gusta compartir y generar vínculos. Tenemos un lugar especial para personas que viajan solas, pero también familias, ya que contamos con cuartos privados, además de los compartidos”, detalló.
En cuanto a los precios de alquiler, las tarifas de referencia que se manejan en el mercado actual para captar a los pocos viajeros existentes oscilan entre 16.000 pesos por día (cama en cuarto compartido) y 35.000 pesos por día (cuarto doble privado).
Destino obligatorio
Un punto crucial que destacaron los dueños de las hostelerías es el perfil particular del viajero que llega a Posadas. Si bien la demanda sube considerablemente durante las vacaciones de verano, la capital misionera mantiene un flujo de trabajo constante a lo largo de todo el año, impulsado por diferentes motivos.
“Más allá de esta parálisis actual, a principio de año trabajamos bien, julio fue el mes donde más demanda tuvimos”, indicó Ripoll. “Posadas es destino obligatorio para todos los que necesitan hacer algo en particular en la provincia, no necesariamente turismo”.

No obstante, en los momentos en que la actividad se normaliza y las personas concretan sus estadías, se observa que los plazos de pernoctación suelen ser cortos. “El promedio de días que se alquila suele ser de solo tres”, señaló.
El sector de la hostelería en Posadas se encuentra, por lo tanto, en espera. Con la esperanza- según indicaron los representantes del rubro- de que la escasa demanda de las últimas semanas sea un efecto pasajero de la coyuntura política y económica, la mirada está puesta en diciembre y, fundamentalmente, en el inicio de enero, que esperan que traiga consigo la reactivación de una temporada, que, hasta el momento, se muestra “desdibujada”.
Entretanto, la parálisis en las reservas hoteleras de la ciudad no es un fenómeno aislado de la capital, pero sí expone una diferencia en la dinámica turística de la provincia de Misiones.






