Si buscábamos paz y bienestar completo, aquí y ahora los disfrutamos en la hora de Yoga. Lejos quedaron la ansiedad, el estrés y hasta la enajenación, porque también experimentamos el reencuentro con nosotros mismos. Al finalizar permanecemos sentados en la esterilla y buscamos la lectura habitual, abrimos en la página señalada y vemos lo último leído, donde el Dr. Deepak Chopra nos decía: “No hay nada que no se comparta. Estamos ineludiblemente trenzados en el tejido de la vida”. Y continuamos leyendo:
“Piensa en un árbol del África Tropical, en una ardilla de Siberia, en un camello de Arabia Saudita, en un campesino chino cosechando arroz o en un chofer de taxi por las contaminadas calles de Calcuta”. Nosotros pensamos en un chacarero cosechando mandiocas o en un docente frente a los alumnos, y con gran interés seguimos leyendo:
“En tus tejidos hay materias primas que estaban circulando en esos cuerpos hace menos de veinte días. Tu cuerpo no es tuyo. Nunca lo fue. La matemática de la desintegración radiactiva revela que cada uno de nosotros tenemos en nuestro cuerpo al menos un millón de átomos que alguna vez estuvieron en el cuerpo de Cristo, Buda, Gengis Kan o cualquier otra figura histórica. Tan sólo en las últimas tres semanas han pasado por tu cuerpo mil billones de átomos que antes circularon por todas las especies de seres vivos del planeta”. ¡Qué apasionante Doctor! Es para reflexionar, pero continuamos leyendo:
“Este intercambio se extiende a los niveles más sutiles de la existencia. Los pensamientos circulan por todo el planeta gracias a internet, y entran a otros sistemas nerviosos que los absorben. Los aparatos de comunicación funcionan con electricidad, y ahí también somos parte de un campo de energía y de un campo de información. Asimismo, nuestras emociones no están confinadas a nosotros. La ansiedad por las crisis económicas”-e internacionales, pensamos- “ha llegado a casi todos los hogares del mundo y ha producido reacciones compartidas por miles de millones de personas”.
Aquí ponemos el señalador porque debemos retirarnos y nos vamos reflexionando profundamente. Namasté.
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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3764-430623








