El merendero “Rinconcito de Estrellitas”, que funciona hace 5 años en el barrio Evita de Concepción de la Sierra, fue objeto de un operativo que intentó desalojar y desarmar la vivienda donde brindan asistencia alimentaria y apoyo escolar a unos 30 niños y niñas. Advierten que allí la gestión del municipio proyecta abrir una calle, obra que permanecía inactiva hace más de 15 años.
El predio que ocupa actualmente este espacio comunitario, gestionado por el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), fue cedido mediante acuerdo verbal por la gestión municipal previa, lo que complica su sostenimiento con el cambio de administración.
Juan Carlos Berdún, encargado del merendero, aseguró en diálogo con PRIMERA EDICIÓN que el objetivo de las máquinas municipales era “desarmar el merendero y sacar todo lo que está sobre la calle (proyectada)”. Denunció que “están cortando todos los árboles, sacaron postes, alambres y huertas que la gente tenía”.
Operativo
El miércoles, primer día del operativo, tres funcionarios municipales llegaron al predio para iniciar el despeje. Berdún contó que tras varios minutos de conversación y una llamada telefónica se retiraron, pero que ayer regresaron.
“Habíamos comprado madera para construir un baño para los chicos y pasaron con las máquinas por arriba, rompieron todo, nos cortaron los árboles y arrancaron las plantaciones de mandioca de las vecinas”, relató.
“Rinconcito de Estrellitas” comenzó a funcionar en 2020, durante la pandemia, cuando se incrementó la demanda de asistencia alimentaria en el barrio. En ese contexto, la gestión municipal de ese período autorizó el uso del terreno y se inició la construcción del merendero.
“No es que nosotros fuimos y tomamos el terreno, fue con consentimiento del Municipio, nos dieron el permiso para ofrecer una merienda en un lugar donde los chicos no tengan que estar a la intemperie”, recordó.
Intervención con historial
El intento de desalojo ocurre tras una serie de cruces entre el MTE y la actual gestión municipal, ya que la organización administra otros dos comedores en los barrios Itatí y Esperanza.
Además, Berdún mencionó que en el predio donde está proyectada la nueva calle reside una persona con discapacidad auditiva, que requiere el acompañamiento de una familiar que vive en la zona.
“Hace 15 años que vive el señor ahí, para que él salga tienen que darle una solución. Mis compañeros están con él en la casa porque las máquinas están a 20 metros”, cerró Berdún.
Cabe mencionar que este medio intentó comunicarse con el área de Obras Públicas del municipio para obtener su versión de los hechos, pero no recibió respuesta.





