En Posadas, el aroma de las brasas en la Costanera anuncia la presencia de los vendedores de caburé, un clásico que se mantiene vigente gracias al esfuerzo de familias que sostienen la tradición con constancia y creatividad. Arnaldo José Fernández, referente del rubro y feriante desde hace años, compartió cómo se vive el día a día en este oficio.
Fernández explicó que la venta se sostiene todos los días, aunque la demanda varía según la quincena. Señaló que existen clientes fijos que garantizan un movimiento estable. “La venta varía. Depende de la primera quincena, linda, y después baja un poco. Pero siempre se vende algo porque están los clientes. Los clientes que siempre compran”, expresó en FM de las Misiones.
El trabajador reconoció que la presencia en ferias y eventos les brinda un respaldo adicional. Aseguró que contar con espacios permanentes en el cuarto tramo de la Costanera resulta clave para sostener la actividad. “A nosotros nos beneficia que tendremos todos los fines de semana nuestras ferias, cada cuarto tramo. A nosotros nos beneficia mucho que ya está hace muchos años”, afirmó.
En relación con los precios, aclaró que desde Semana Santa se mantiene el valor del producto en dos mil pesos. Dijo que la mayoría de los feriantes busca sostener la misma tarifa para no generar diferencias entre los puestos. Subrayó que los insumos todavía no registraron aumentos significativos, salvo excepciones puntuales como la carne.

El vendedor explicó que la diferencia con la chipa está en la preparación a la vista y en el atractivo del producto recién salido de la brasa. Además, remarcó que el público es diverso, con consumidores que valoran lo tradicional y otros que prefieren innovaciones como el caburé relleno. “Yo tengo, los fines de semana traigo caburé relleno con jamón, con salame, con carne. Esa fue la última innovación que hice hace como dos años ya”, contó.
Sobre la organización del sector, destacó que en su zona son seis feriantes dedicados al caburé, aunque no existe un registro general en la ciudad porque cada trabajador opera de manera independiente. Comentó que en la actualidad funcionan varias ferias en simultáneo, tanto las impulsadas por la Municipalidad como las organizadas por otros espacios.
El entrevistado recordó que la tradición familiar comenzó en 2007 con su padre y que desde entonces el puesto se convirtió en una referencia para quienes recorren la Costanera. “Es un renegocio que inició mi viejo en el año 2007, cuando emprendimos por primera vez la posada”, expresó. Señaló que la clave está en mantener la constancia y el cumplimiento de horarios para que los clientes sepan dónde encontrarlos.

Con respecto al futuro, Fernández aseguró que la actividad seguirá en pie gracias al aprendizaje transmitido entre generaciones. “Creo que esto va a seguir para adelante. Seguramente”, sostuvo. Al mismo tiempo, manifestó que hacen todo lo posible para conservar los precios accesibles en un contexto económico complejo.
En la Costanera, los puestos de la familia Fernández están en la Punta y en las inmediaciones de la Casita de la Cultura, frente al Multicultural. Allí, cada fin de semana, el fuego encendido y el aroma del queso fundido marcan el lugar de encuentro de una tradición que sigue firme en la capital misionera.






