Erika es una querida paciente que ahora vive en el sur del país, pero tuve la alegría de su visita y durante la charla me comentó que además de docente, ahora ya jubilada, es sommelier del té. Aprendí con ella y hoy quiero comentárselo a ustedes, ya que en más de una oportunidad hice hincapié en tomar el té o infusión que reduce las tensiones y acompaña a la relajación.
El té es una bebida milenaria, originaria de China. Cuenta una leyenda más extendida que el té tiene como protagonista al emperador chino Shen Nong, conocido por hervir el agua antes de beberla, por motivos de higiene. Una tarde, mientras descansaba bajo un árbol, algunas hojas cayeron en su taza caliente. Fascinado por el aroma y el efecto revitalizante de la infusión, nació lo que hoy conocemos como té. Más allá de la mitología, lo cierto es que China fue el primer país en cultivar y consumir té.
Se produce a partir de las hojas de la planta Camellia sinensis. Estas hojas son recolectadas, secadas y sometidas a un proceso de oxidación y fermentación controlado. Estos procesos son los que determinan sus diferentes sabores y propiedades.
Té verde: es conocido por sus propiedades antioxidantes y su sabor suave. No se somete a un proceso de oxidación completa.
Té negro: es el té más fuerte y aromático, debido a la total oxidación. Contiene cafeína. Ambos actúan generalmente como estimulantes.
¿Qué es una infusión?
A diferencia del té, una infusión puede hacerse con una variedad de ingredientes como hierbas, frutas y especias. No se utiliza el té de la planta Camellia sinensis en las infusiones, a veces encontramos té saborizados, que son mezclas de té con hierbas, frutos, dando ese sabor y aromas característicos.
La distinción entre té e infusión radica en los ingredientes utilizados y el proceso de producción. La temperatura del agua y la permanencia de los saquitos en el líquido, se sugiere que no sean más de tres minutos porque liberan nanopartículas plásticas, diminutas partículas de plástico que tienen dimensiones en el rango nanométrico, típicamente entre 1 y 100 nanómetros (nm). Estas partículas son una subcategoría de los micropásticos, pero mucho más pequeñas, y se forman como resultado de la degradación de objetos plásticos más grandes, así como de la liberación directa de partículas en el ambiente a través de productos industriales y de consumo. En hebras es mejor y su sabor es diferente, por supuesto ingerido en altas dosis. Mientras que en las infusiones donde hablamos tal vez de frutos, la permanencia es mayor sin complicaciones.
Nunca dejar hirviendo el agua con el saquito, ni dejar enfriar con el mismo. Siempre tener la precaución de colar, sobre todo si se guardará.
Se sugiere no consumirlos con azúcar para no alterar el sabor original. Colocar unas pasas de uva para dar el toque más dulce si se desea, pero no azúcar.
La variedad, la elección, tiene que ver con las respuestas que buscamos. Así tenemos las diferentes opciones de manzanilla, digestiva; diente de león, relajante; jengibre, estimulante. Cada una con sus propiedades.
Cabe recordar que no hay que excederse ya que sus propiedades químicas son reales, son medicamentos y los excesos o las malas combinaciones pueden ocasionar trastornos. Una infusión siempre producirá el toque de calma, la caricia para el aparato digestivo, simplemente por ser tibio. Esa relajación viene acompañada de otras propiedades. Degustar un buen té, una infusión, siempre es una opción atractiva. Gracias Erika por la visita y tus conocimientos aportados en nuestro encuentro. A disfrutar del domingo.
Dra. Marcela Campias
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