Es madre y es incansable. A Susana Mónica Pintos, el corazón, brazos y piernas no se le aflojan con y por nada. Se mantiene en pie y busca hace 22 años que se esclarezca la muerte de su hijo Mauro José Francisco Ramírez, el joven chaqueño de 22 años que se alistó como soldado voluntario del Ejército Argentino y lo encontraron sin vida en su puesto de guardia del regimiento “Monte 30” de Apóstoles.
Un balazo de fusil FAL en el pecho, dijo la autopsia con una trayectoria descendente y de izquierda a derecha. Susana Pintos es docente chaqueña y reside en Barranqueras, localidad próxima a Resistencia. Ayer en la Plaza 9 de Julio volvió a dialogar con PRIMERA EDICIÓN e indicar que renueva a cada paso el compromiso de reclamar por una investigación y por justicia.
“Fuimos al Juzgado Federal de la avenida Mitre para ofrendar en la placa que recuerda la lucha por mi hijo. Como todos los años venimos con la intención de sacar la placa de la plazoleta sabiendo que se hizo justicia; pero eso no ocurrió aún y esperamos que la Cámara Federal de Casación Penal en Comodoro Py resuelva y nos de una audiencia para poder exponer lo que buscamos, poder expresar que mi hijo fue fusilado”.
“En el Juzgado Federal de Posadas todavía no logramos que sean citados a indagatoria las dos personas que creemos fueron responsables el día que mi hijo ingresó a su puesto de guardia. Desde el 2007 esperamos y no nos dieron lugar a nuestros pedidos”.
Pintos resaltó que se mantiene “fuerte porque lucho por justicia para mi hijo, le truncaron la vida, su proyecto y sueños por cumplir. Él estaba en el lugar que quería porque él eligió ser soldado voluntario, le gustaba aprender para servir a la patria”. “Pero hubo un grupo de personas dentro del Ejército que no se depura y cosas similares siguen ocurriendo. Protegidos por la Justicia, algunos ya retirados y con otras actividades y los demás ascendidos a las altas esferas del Ejército, premiados ahora pero primero encubiertos por la Justicia provincial y después la Justicia Federal, todos sin actuar como debieron desde el primer día”.
Para Pintos la Justicia Federal no se desplegó de oficio y dejó que en el fuero provincial “un juez de instrucción (por entonces José Luis Reyes en Apóstoles) eche a perder pruebas y contaminaron toda la escena del crimen, no resguardaron las prendas de vestir de mi hijo, el arma tampoco, el proyectil que lo mató tampoco. Todo fue armado para que parezca suicidio. El cuerpo fue acomodado, tengo la plena convicción”.
“La lucha mantiene viva la memoria, me mantiene viva a mi por más que me cueste mucho venir hasta Posadas y a Apóstoles por mi hijo y por los jóvenes que vienen y que quieren ingresar al Ejército”.
Recordó que el paso del tiempo borró o “dejó en la nada, la denuncia por prevaricato que le hice al juez Reyes (hoy retirado). La Justicia Federal tampoco hizo mucho. Se enfocó en la vida de mi hijo tratando de hacerle creer a la ciudadanía y a mí que mi hijo se suicidó pero eso no ocurrió y las pericias así lo demuestran, desde el primer día de autopsia”.
Para Susana Pintos los interrogantes siguen sin asomar respuesta: “¿Dónde está la mochila, el mate, el celular y las demás cosas de mi hijo? Nunca se ocupó la Justicia en buscar tampoco. Le conviene basarse en la mala intención de un primer instante del juez de Apóstoles para proteger a las autoridades entonces del regimiento e intentar hacerme creer que fue un suicidio”.
Reflexionó también sobre la discusión de retorno del servicio militar obligatorio para los jóvenes argentinos: “Si en un servicio voluntario del Ejército sucedió esto, me imagino que si retorna el obligatorio habrá mucho menos control. Esto no debería suceder, debería una madre poder luchar por sus hijos y sus vocaciones genuinas de servir a la patria. Deben estar cuidados en un lugar agradable, sin abuso y violencia y sobre todo, que no los maten”.








