Con el registro de ataques a ganado y animales domésticos, especialistas advierten que en Misiones la convivencia con el yaguareté sigue siendo un desafío sin respuestas claras. Por ello, buscan que el Gobierno actúe, que se divulgue un protocolo claro y se implemente la ley provincial de manera efectiva.
“Nosotros no hablamos de ataques sino de depredaciones, porque el ataque es una acción violenta para dañar a otro y bien humana”, explicó Nicolás Lodeiro Ocampo, director de la Red Yaguareté en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones. Para él, lo que ocurre es que el yaguareté está buscando alimento y “en esa acción que depreda una presa, en este caso perros y vacas. Es un asunto natural que ocurre”.
Sin embargo, la reacción social es de alerta y temor, alimentada por la falta de un protocolo público en la provincia de Misiones: “Nos gustaría ver el protocolo famoso, el que tanto se está hablando en la prensa, porque nunca lo vimos”, afirmó.
Lodeiro Ocampo insistió en que “un protocolo tiene que estar escrito, sino no es un protocolo, es una forma de actuar que puede ser cambiada en cualquier momento”. Sucede que la Subcomisión Selva Paranaense para la Conservación del Yaguareté, nunca logró definirlo y “ahora se habla de un protocolo que realmente nosotros desconocemos”.
La falta de un plan uniforme y la ausencia de un registro público de depredaciones, que debería existir por ley, agravan la situación: “En 2013, Misiones sancionó una ley, conocida como la Ley de Grandes Felinos, que dice: tenemos que armar el plan de conservación de grandes felinos, yaguareté y puma. Hay que hacer un plan, dice esa ley, que nunca se hizo. Esa es la verdad”, relató.
Es así que cada caso se resuelve de manera aislada y “las respuestas tienden a generar estas situaciones de temor, de alerta, uno se entera más por los medios que por los organismos oficiales”, agregó.

Convivencia
Lodeiro Ocampo aclaró que “el yaguareté no es una especie que está buscando personas para alimentarse, para dañarla, como puede pasar con tigres, leones y leopardos en el viejo mundo”. De hecho, en el Parque Nacional Iguazú, donde hay más densidad de yaguaretés, “nunca más hubo un problema”.
Los conflictos, en cambio, aparecen en zonas donde el avance humano es cada vez mayor: “La gente está avisando ‘me comió un perro, me comió una vaca’, y estamos en una zona que no es la zona habitual de yaguareté. Las zonas que están plenamente (como reservas naturales o privadas) no les sirven para alimentación”.
La convivencia, según Lodeiro Ocampo, exigió que “por lo menos de una de las dos partes, una acción que contemple la existencia del otro, esa es la que puede poner el humano, porque el yaguareté va a comer lo que tenga a mano si tiene hambre, es natural”. El gran desafío es “ayudar a la gente que vive en estas áreas rurales, más cercanas o más lejanas a las ciudades y más cercanas o más lejanas a las áreas protegidas, donde los yaguaretés se van a empezar a mover cada vez más”, agregó.
Al buscar nuevos territorios, “empiezan a encontrar áreas donde hay más presencia de humanos”, lo que genera depredaciones en zonas como las 2.000 Hectáreas en Puerto Iguazú, que está pegada a la reserva de Puerto Península. Incluso mencionó otros sectores, con lujosos hoteles, dentro de la selva y en territorio donde puede darse encuentro con fauna silvestre, como monos y yaguaretés.
Entre las posibles soluciones, nombró el uso de cercos eléctricos, luces y cámaras trampas, que resultan sencillas y de bajo costo, además de caniles para perros, junto con una charla con los vecinos sobre el tema. Rechazó además la posibilidad de “que se agarre el yaguareté y se lo lleve para otro lugar”.
En cuanto a la compensación a productores por pérdida de ganado, contó que la Ley de Grandes Felinos modificada en 2023, reparte la responsabilidad entre Ecología (cuidar al yaguareté y al monte) y el Ministerio del Agro (ordenar la ganadería y compensar económicamente pérdidas). Sin embargo, aseguró que eso “no está ocurriendo, es un dolor de cabeza para un productor conseguir una compensación, porque falta terminar de organizar ese tema”.
La falta de acompañamiento estatal lleva a que “muchos toman la decisión de resolver el asunto porque, claro, te cansás después de que te maten ternero o que te maten perro o simplemente no querés tener un yaguareté rondando tu casa. O sea, lo matan y lo entierran”.
Lodeiro Ocampo resaltó que “tenemos una muy buena ley y lo que nos está faltando es cómo llevarla a la realidad” y pidió que se tomen cartas en el asunto, con verdaderas políticas públicas.








