Enrique Gabriel Del Roio, de 10 años, fue hallado tras casi dos días de búsqueda policial en una zona de monte profundo y prácticamente inaccesible de El Soberbio.
Las primeras imágenes que se dieron a conocer anoche fueron dramáticas. Un grupo de efectivos rodeando al niño, quien estaba al parecer inconsciente y con evidentes signos físicos de haber padecido horas difíciles, sin bebida y alimentos y probablemente con hipotermia a raíz de las bajas temperaturas.
Luego lo acondicionaron en una camilla con una manta, lo trasladaron en un vehículo en forma urgente al hospital local para ser atendido por médicos. Cerca de la medianoche de ayer, la médica clínica de turno, Marta Soledad Acuña, y el pediatra Alberto Báez atendieron al menor en el hospital local y brindaron un parte médico ante la presencia de la familia y el subjefe de policía, Marcos López Asencio.
Los profesionales constataron que el menor se encontraba en buen estado general de salud, con signos de deshidratación y agotamiento físico, compatibles con su permanencia prolongada en el monte. Por precaución, permanece en observación y bajo seguimiento médico, a la espera de su evolución.
Hubo un aplauso por parte de quienes en esos momentos participaban en la búsqueda en el sector donde fue hallado.
Tal como publicó PRIMERA EDICIÓN, quien hizo un seguimiento de las novedades que iban surgiendo de los rastrillajes policiales, ayer habían surgido alentadoras noticias con el hallazgo de un par de ojotas del menor y también un pantalón similar.
Esto fue en inmediaciones al arroyo El Soberbio, en una zona donde hay numerosas colonias, donde los uniformados intensificaron el radio de búsqueda.
La familia de Enrique denunció el pasado lunes que no tenían novedades del menor desde ese día a la mañana. Salió de su domicilio en el paraje Mandarina, ubicado a unos 40 kilómetros de El Soberbio alrededor de las 10. A partir de entonces, no se supo nada más hasta anoche. Fue así, que más de 200 policías fueron afectados al rastrillaje en un amplio sector rural y rodeado de extensa vegetación.
Ante la complejidad geográfica del área (monte denso, caminos intransitables y zonas húmedas), se activó el protocolo de búsqueda especializada, con participación de múltiples divisiones.

Entre los recursos que se utilizaron por parte de la fuerza de seguridad se deben mencionar drones equipados con cámaras térmicas, que permiten detectar presencia de calor en zonas boscosas durante la noche.
Además, ante la escasa señal en la zona, los uniformados utilizaron teléfonos satelitales Rugger, resistentes y de alto alcance, que garantizan la comunicación constante entre los distintos equipos.
Participaron en los rastrillajes efectivos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), Dirección Guardia Infantería, Defensa del Medio Ambiente, Patrullas Rurales y unidades montadas, además de rescatistas entrenados en búsquedas complejas y personal especializado en incursiones en monte cerrado.

También colaboró el equipo de buzos tácticos, quienes trabajaron en el arroyo El Soberbio, que atraviesa la zona, inspeccionando cada tramo en busca de indicios.
Incluso, en las últimas horas se habían sumado canes adiestrados en rastreo acompañando a los equipos a pie, reforzando las tareas de localización por olor y rastro en sectores de difícil acceso.
Según relató su madre a los investigadores, fue la séptima vez que el menor se ausentó de su hogar, aunque en ocasiones anteriores regresó por sus propios medios. Esta vez, fue hallado por la policía y hubo un final feliz.
Enrique estaba vestido con la misma ropa que salió el pasado lunes, es decir una remera azul de mangas largas y un pantalón negro. Vale destacar que colaboraron en la búsqueda pobladores y vaqueanos de la zona.








