En las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) se volvió a repetir un fenómeno que fue protagonista en los últimos comicios celebrados este año, en diferentes distritos: la baja participación electoral.
De los más de tres millones de empadronados, solo el 53,26% acudió a votar, registrando la participación más baja desde el retorno de la democracia, según datos del Instituto de Gestión Electoral.
Esta cifra se alinea con la baja concurrencia observada en otras provincias como Salta, Chaco, San Luis y Jujuy, donde la participación rondó el 60% el 11 de mayo, y en Santa Fe, con un 60% en sus primarias del 13 de abril. El politólogo y consultor Cristian Solmoirago analizó las razones detrás del desencanto electoral, la influencia de las emociones en el voto y el impacto de la amplia oferta electoral, además de cuestionar la efectividad de la obligatoriedad del sufragio.
El politólogo destacó que las elecciones legislativas, como las que se celebrarán en Misiones, generan menos interés que las ejecutivas. “Primero hay que dividir cuáles son las elecciones legislativas de las ejecutivas. Por lo general, las legislativas bajan el nivel de intensidad de la competencia electoral”, explicó a PRIMERA EDICIÓN.
Solmoirago anticipó que Misiones seguirá la tendencia observada en otros distritos, como la CABA, donde “solamente uno de cada dos porteños fue a sufragar”, o Salta, con resultados similares. En contraste, provincias como Corrientes, que eligen cargos ejecutivos, registran mayor concurrencia. “La participación va a ser mucho mayor de lo que es una elección legislativa”, afirmó.
La gran oferta electoral
Un factor distintivo en Misiones es la amplia oferta electoral, que, según Solmoirago, puede contribuir sentimientos de aburrimiento, hastío, bronca, esperanza o desencanto, a la baja participación. “En Misiones, el próximo 8 de junio se seguirá un poco esa lógica de baja participación, sobre todo teniendo en cuenta la gran oferta electoral que hay”, pronosticó.
El politólogo señaló que la competencia electoral debe ser atractiva para movilizar a los ciudadanos. “La elección es una competencia y cuanto más atractiva se convierta la competencia, mayor participación vas a tener”, explicó.
“Nosotros como votantes no siempre nos comportamos de la misma manera. A veces votamos por bronca, a veces votamos por esperanza, a veces votamos por hastío”, agregó.
En la provincia, aseguró, el contexto político y social determinará qué sentimiento predomina el 8 de junio. “Cada contexto, y en este caso cada distrito, tiene su particularidad en el sentido de que va a aflorar un sentimiento a la hora de votar”, explicó.
Voto obligatorio
Aunque la Ley Electoral Nacional establece la obligatoriedad del voto, Solmoirago cuestionó su efectividad en Misiones y otros distritos. “Lo que nosotros estamos viendo en todos estos procesos es que esa ley está cayendo en desuso, porque en realidad, ¿cuál es el tipo de sanción por no ir a votar? Son unos pocos pesos”, explicó.
En la práctica, las sanciones son mínimas y poco aplicadas. “¿Van a sancionar a la mitad de los porteños que no fueron a votar? Es muy poco probable”, afirmó, un comentario que aplica también al caso misionero.
El politólogo destacó que el desencanto pesa más que la norma legal. “Ante ese hastío y desencanto con el proceso electoral, tenemos una norma que te obliga a ir a votar. ¿Y qué hace el ciudadano? No es que va con obligación a votar, sino que se queda en la casa”, señaló.
Elecciones anteriores
Las elecciones en Misiones reflejan una tendencia de participación electoral fluctuante en la última década, con un descenso notable en los comicios legislativos más recientes. En las legislativas provinciales de 2021, solo el 59,5% de los 943.726 empadronados acudió a las urnas, marcando una caída significativa frente al 78% de 2017 y el 70,4% de 2013.
Este dato, con 381.990 personas que no votaron en 2021, evidencia un creciente desinterés o dificultades logísticas en un contexto posiblemente influenciado por la pandemia y tensiones políticas locales.
En contraste, los comicios de 2017, con 698.324 votantes de un padrón de 895.143, mostraron una mayor movilización, lo que sugiere que factores como la relevancia percibida de las elecciones o la polarización política pueden haber jugado un rol clave.
En las elecciones generales, la participación ha sido más robusta, aunque también con variaciones. En 2023, el 71,03% de los 979.882 empadronados votó, un descenso frente al 78,6% de 2019, cuando 712.754 de 907.008 ciudadanos ejercieron su derecho.








