¿Sientes fatiga estando en casa? ¿Te cuesta arrancar o sientes melancolía? Estos son algunos signos de alerta que pueden estar diciéndote que es el momento de “hacer limpieza”. Las estadísticas demuestran que el orden en la casa tiene un impacto significativo en la salud mental y el bienestar emocional.
Se detectó que un hogar ordenado puede reducir el estrés, mejorar la concentración y aumentar la sensación de control, mientras que el desorden puede llevar a la procrastinación, la insatisfacción y la fatiga.
Las toxinas de la casa son una serie de elementos que sobran, que están de más, que están sucios o que ya no sirven y hay que “darlos de baja”.
Época de liberar
Lo orientales lo sabían desde mucho antes y es que a medida en que limpiamos nuestra casa física, también colocamos en orden nuestra mente y corazón.
Mucho se habló sobre las energías y cómo podemos equilibrarlas para poder sentirnos verdaderamente confortables en nuestro hogar.
La casa guarda todo lo que sentimos, hacemos y acumulamos. Somos nosotros los que tenemos que poner manos a la obra y comenzar a liberarla para que siempre que lleguemos sintamos esa brisa de felicidad.
Las toxinas se acumulan durante la semana y es inevitable que esto ocurra porque es nuestro lugar. Allí llegamos después de una jornada laboral o de actividades, entramos y salimos sin prestarle mucha atención. Un ritual que ayuda es el de quitarse los zapatos antes de ingresar a casa, como lo hicimos durante la pandemia. Ese simple acto ya está enviándole al cerebro mensajes como: “Acá dejo la suciedad que traen mis zapatos”; “acá deposito mis sinsabores de lo ocurrido afuera”; “acá dejo…”, y completamos.
Zonas de riesgo
No existe una zona más importante que otra en el hogar, todas son importantes y cumplen una función, pero cuando lo que tiene que estar en la cocina está en la habitación, ya estamos generando un desequilibrio. Prestar atención a estas cuestiones: por ejemplo, si algo que debe estar en el baño está en el living basta con llevarlo a su lugar.
Destinar espacios para cada cosa y usarlos para eso, de esa manera fomentamos un buen chi, nuestra fuerza vital.
Recuerdos tristes
Agradece lo que tienes y enfócate en las cosas buenas de tu vida para evitar la búsqueda constante de más. Es fácil decirlo y hacerlo también. Si tu mente está acostumbrada a repetir “me falta” estará buscando siempre lo que te falta y lamento decirte que lo encontrará.
Para hacer que tu mente repita “tengo esto y siempre recibo más”, escríbelo, léelo una y otra vez como un mantra. Hazlo precisamente cuando te detectas en carencia. No hay un tiempo para el cambio, sabrás cuándo se dio porque serás una persona agradecida, feliz y siempre con más.
Los recuerdos tristes están en la casa: fotos, papeles, ropas, adornos, utensilios y cuando comiences tu trabajo de quitar esas toxinas los irás encontrando.
Para hacer una correcta limpieza deberás hacerlo por zonas. Al hacer una mirada general sentirás agobio, pero si decides comenzar por ejemplo, con los cajones, seguirás en todos los rincones del hogar.
El paso a paso es así, cada día dispondrás un hora o media hora para cada lugar. Cuando veas algo en el cajón que no es su lugar y todavía no avanzaste en el correspondiente coloca el elemento en una caja hasta que vaya a su lugar definitivo.
Pondrás una fecha final una semana o dos. Y cuando llegue el día harás el ritual con sahumerios, oraciones, flores, una buena comida, un brindis por la nueva energía. Cierra los ojos y siente.
Las toxinas en casa son
• Objetos que ya no utilizas.
• Ropa que no te gusta o no utilizas hace tiempo
• Cosas feas.
• Cosas rotas.
• Viejas cartas y notas. Fotos.
• Plantas muertas o enfermas.
• Recibos, fotos, periódicos y revistas antiguos.
• Ropa interior vieja, rota.
Selecciona, dona, tira, recicla. El secreto es sentir si eso que dejas te hace feliz y hace feliz a la familia. Si tu hogar es refugio, calma, seguridad, alegría, es que lo lograste.








