“No se trata de que tengas la mejor bicicleta; se trata que viajes a tu ritmo y que no le fuerces a la bicicleta”, explicó Alexis Emanuel Lemmetyinen, quien desde el 8 de junio de este año recorre distintas ciudades, pueblos y parajes de la Argentina.
En su trayecto, este aventurero de 29 años, que nació en San Carlos (Corrientes) pero reside en Posadas junto a su familia, ya visitó nueve provincias del centro y norte del país, donde conoció a los lugareños, sus historias y lleva consigo la esencia de cada uno de esos lugares.
Alexis realiza esta travesía a bordo de una bicicleta un poco despintada, sin cambios, con llantas comunes y un leve rechinar, pero su espíritu aventurero le da ese envión necesario para continuar.
Además, en un improvisado maletero hecho de una caja lleva sus botellas de agua, provistas, ollas y una desgastada carpa sin cierres, que lo resguarda en esas solitarias noches al costado de la ruta o en algún olvidado rincón de aquella geografía donde, mientras descansa, sueña qué le seguirá deparando el camino.

En diálogo con PRIMERA EDICIÓN , Alexis Emanuel Lemmetyinen contó que el proyecto inicial surgió en 2016, al pretender unir en bicicleta Misiones con Buenos Aires, luego por cuestiones laborales tuvo que suspender para retomar este año, cuando “dije: ‘llegó el momento’ y compré una bicicleta, pero ya no sería el proyecto original, sino la Argentina completa”.
Un viaje cargado de increíbles historias
Fue así que el 8 de junio partió desde Posadas hacia Corrientes, donde recorrió distintas ciudades hasta llegar a Paraná (Entre Ríos). Allí, cruzó el túnel subfluvial que une con Santa Fe, hasta llegar a la ciudad de La Cruz, “allí se me rompió la bici y me arreglaron gratis, conocí a mucha gente buena” recordó.
Luego recorrió distintos pueblos santafesinos como Santo Tomé, Totora y Gálvez, donde se hospedó en casas de amigos o en los diferentes campings municipales, hasta llegar a la ciudad de San Francisco, Córdoba. Un recorrido que lo llevó al pueblo de Devoto donde “llegué en un buen momento, porque justo había ganado la copa el equipo del pueblo y me alojaron en el club” recordó.

Luego continuó su travesía hasta Mar Chiquita, Miramar, Chalacea y San José de la Dormida hasta llegar a la localidad santiagueña de Ojo de Agua, donde tuvo que cambiar su teléfono celular por una llanta nueva para su bicicleta y así continuar camino hacia Sumampa, donde hay “una capilla antigua que tiene como 300 años, no había ningún sacerdote y estaba una Virgen. Un poco más adelante había con una formación rocosa, que tenía la cara de un indio, era un lugar increíble”, relata este viajero con gran entusiasmo.
De allí continuó hasta el pueblo de Telares donde “es increíble la tranquilidad que hay en la zona, vos podes dejar las cosas afuera y nadie toca nada. Después de fuí a Añatuya, donde me quedé nueve días en la casa de unos amigos, ahí hicieron la Fiesta en homenaje a la Pachamama, (…) la coincidencia fue que justo se hizo en la casa de la familia donde estaba y me quedé en la celebración con sus rituales. Hay muy buena buena gente y no conocía esa cultura”.
Más adelante, el protagonista continuó con su camino hasta llegar a General Pinedo, donde “me quedé varado con mi bici otra vez, ahí por primera vez empecé a hacer dedo y aparecieron unos vendedores en un colectivo y por coincidencia ellos también se dirigían a Clorinda (Formosa) y en el recorrido me iban contando las historias de cada lugar”, relató.
En aquel lugar pudo arreglar nuevamente su bicicleta y seguir camino hasta Villa General Güemes (Formosa), hasta llegar a la provincia de Salta y de ahí pasar a Jujuy, donde se encuentra actualmente.
La idea es llegar hasta La Quiaca y continuar el viaje por la mítica ruta Nacional 40 “hasta la Patagonia, directamente mi idea es ir hasta el sur hasta Ushuaia, tengo un trayecto como para un año”
Salir hacía la aventura

Alexis Emanuel Lemmetyinen, tiene 29 años, nació en San Carlos, Corrientes, pero toda su familia es de Posadas y trabajó como ayudante de albañil, electricista y guardia de seguridad, entre otras ocupaciones.
Alexis contó que este viaje fue siempre “un sueño que quería cumplir, quería conocer culturas y muchas cosas y en eso estoy” expresó. A su vez, manifestó que su familia lo apoya a cumplir su deseo, incluso en una oportunidad lo ayudaron con algún percance con su bicicleta y por otro lado “vendo artesanías y la gente me ayuda también, con lo que voy recaudando compro mercadería, tengo una mochila grande que es sólo para mercaderías y si me quedo en la ruta cuento con 5 litros de agua, así que tengo para cocinar. También cuento con una ollita y suelo hacer fuego, pero mi idea mas adelante, es comprarme un gas butano porque hay lugares que está complicado. Tengo una carpa, pero ya no da más, últimamente cuando la armo no le pongo la varilla, levanto la carpa y pongo mi bicicleta y no se cierra más con el cierre, ahora tiene un cordón. Mas adelante pienso comprar otra”.

Estos inconvenientes no disminuyen sus ganas de seguir conociendo: señala que luego de haber viajado por esta nueve provincias “aún no recorrí nada”.
Por otra parte, Lemmetyinen plasma gran parte de su recorrido a través de su página de Facebook, donde tiene muchos seguidores. La mayoría son personas que conoció recientemente por el camino y que “se preocupan cuando no subo fotos, me preguntan por dónde estoy y se levantan a ver si publique algo”, cuenta.
Con respecto a su bicicleta, este viajero comentó que no tiene cambios, está despintada y “hace un ruido medio raro y tiene la llanta común” aunque aclaró: “No se trata de que vos tengas la mejor bicicleta para salir, se trata que viajes a tu ritmo y al ritmo que no le fuerces a la bicicleta”, explicó.









