Como veníamos leyendo en vacaciones, hoy continuamos con las siempre oportunas reflexiones sobre la no violencia del Mahatma Gandhi y nos detenemos en la siguiente expresión: “La no violencia, más que una virtud monacal orientada a procurar la paz interna y a garantizar la salvación individual, es una norma de conducta necesaria para vivir en sociedad, pues garantiza el respeto a la dignidad humana y permite que progrese la causa de la paz, sobre la base de los anhelos más fervorosos de la humanidad”.
Por eso proponía que “debemos hacer que la verdad y la no violencia sean practicadas por grupos y comunidades, no apenas por individuos”.
Estas consideraciones lo llevaron a expresar: “Observo con gran temor un incremento del poder político del Estado, porque aun cuando aparentemente actúe bien puede causar gran daño a la humanidad si destruye la individualidad que existe en la raíz de todo progreso”. Y añadía: “Para mí, el poder político no es un fin sino uno de los medios que posibilitan a las personas mejorar sus condiciones de vida en todos los planos”, porque “es lo que permite dirigir los asuntos de un país por medio de los delegados de la nación”.
Además, “en la democracia que imagino -una democracia establecida por la no violencia- habrá igual libertad para todos”, siempre considerando que “la vida humana es una serie de responsabilidades y no siempre es sencillo llevar a la práctica lo que fue discernido como verdad”.
Pero “en la autonomía basada en la no violencia, nadie será enemigo de nadie, cada cual contribuirá en su medida al bienestar común. Todos sabrán leer y escribir, y sus saberes aumentarán día tras día. La enfermedad y los males estarán reducidos a un grado mínimo. Nadie será indigente y el trabajador siempre encontrará empleo. Bajo tal gobierno no habrá lugar para el juego por dinero, la bebida, la inmoralidad ni el odio clasista”.
En las circunstancias que hoy estamos viviendo, hemos querido compartir estos mensajes de Gandhi expresados hace más de setenta años con el propósito de “impulsar a todas las personas a que formen una sola comunidad fraternal”. Namasté.






