Cada 6 de octubre se celebra en nuestro país el Día del Circo Criollo en homenaje a Pepe Podestá, que nació ese día de 1858 en Montevideo (Uruguay) pero desarrolló gran parte de su labor pionera en Argentina.
Inventó el circo criollo y a “Pepino el 88”, un payaso que fue modelo del cómico rioplatense. El famoso personaje nació en 1881 cuando a Pepe, que era acróbata en la compañía ecuestre de Félix Hénault, le tocó reemplazar a un payaso enfermo.
Se hizo llamar Pepino, y la gente le agregó el 88, porque la cifra parecía dibujada por los parches en el levitón de su padre con que fabricó su improvisado traje.
Sus sátiras políticas o sus imitaciones (del “niño bien” y el “compadrito”) influyeron en generaciones de cómicos y monologuistas, desde Florencio Parravicini hasta Enrique Pinti.
El circo criollo, que en ese entonces era el entretenimiento más esperado por todos los vecinos de Buenos Aires (entre 1873-1930), se dividía en dos partes. Durante la primera se desarrollaban destrezas como malabares y equilibrio, mientras que en la segunda se hacían obras teatrales relacionadas a temas campestres. Entre las pequeñas obras que realizaban recreaban temas como el fútbol de mujeres, cuchillos, números de fuerza dental y capilar y lucha greco romana.