
Los seres humanos tenemos maneras extrañas de comportarnos, a veces para aceptar algo que nos parece “mal” o que no es apropiado para nuestra sociedad, muchas veces nos mentimos de diferentes maneras para aceptar aquello que creemos que no esta bien.
Se me viene a la cabeza la fábula de la zorra y el racimo de uvas, la zorra caracterizada por su astucia, se siente atraída por un gran racimo de uvas y trata de alcanzarlo saltando repetidas veces. Tras unos cuantos intentos fallidos, la zorra deja de intentarlo y enfrenta su frustración autoengañándose.
Así, se convence de que ya no quiere las uvas pensando en que no estaban suficientemente maduras. Estos mecanismos son inconscientes, pero: “¿cuántas veces hacemos eso?”.
Si nos ponemos a pensar en nuestra vida veremos que muchos encontramos comodidad en lo conocido, por eso a veces preferimos seguir con algo que ya no va más como una relación, un trabajo u otra cosa con tal de no tomar decisiones, aceptar lo que sucede y cambiar sí se puede.
Hay una frase que dice: “Dejar de mentirse a uno mismo, es el mejor de los amuletos”, pensemos en esto.
¿Cuántas veces nos mentimos? Creemos que tenemos mala suerte y no nos damos cuenta que somos nosotros los que estamos eligiendo a cada momento. Que muchas veces dibujamos situaciones para que todo encaje en lo “aceptado” por nuestras creencias.
Darnos cuenta de esto puede traernos complicaciones y malestar en principio, ya que salimos de nuestra zona de confort, pero después nos liberaremos de tantas cargas o situaciones que ya no van ¡más! ¿Solemos autoengañarnos como la zorra en la fabula, buscando excusas para dejar de intentar algo que deseamos por miedo a no poder?
Hoy podemos observarnos desde otro lugar, sin juzgarnos pero si sabiendo que somos dueños de nuestra vida que se nos fue dada para ser plenos y felices.
¡Que Dios los bendiga!





