Existe un tipo de maltrato psicológico que muchas veces pasa desapercibido y se conoce como “robo de mérito”. ¿Cómo actúa la persona que maltrata a otros de esta manera? Expresa cosas como: “Ese trabajo lo conseguiste gracias a mí”. O: “¿Sabés por qué logró eso? Porque es familiar de tal”. O: “Vos no lograste nada, a vos te ayudaron”. Consiste en minimizar tu esfuerzo y tu capacidad.
Es importante aclarar que todo maltratador, ya sea físico o verbal, en el fondo es inseguro. Pero no toda persona insegura es maltratadora. Quien maltrata tiene baja autoestima y necesita utilizar las palabras y en ocasiones, también la fuerza física, para reducirte y cosificarte. Es decir, para transformarte en un objeto, en una cosa sin mérito, sin capacidad, sin valor. De este modo logra sentirse superior.
Entonces hace uso de su accionar violento, en este caso particular de sus palabras cargadas de violencia como una forma de control y para ejercer poder sobre el otro. Por ejemplo, le dice a su pareja: “Sí, lo lograste. Pero, ¿qué pretendés, que te aplauda? Tampoco lograste algo tan importante. Mucha gente logró lo mismo que vos”. ¡Un verdadero golpe a la estima de su víctima!
Lo cierto es que la mayoría de nosotros hemos sido ayudados en algún momento. Nadie llega a la cima solo. Todos tuvimos familiares, amigos, compañeros y mentores que nos dieron una mano para llegar donde llegamos. Pero eso no le quita mérito a nuestro trabajo, esfuerzo y dedicación. Es fundamental entender esto, frente a aquel que viene a robarse nuestro mérito.
Todos hemos atravesado o atravesaremos diversos ensayos de aciertos y errores, lo cual forma parte de nuestro aprendizaje y nos ha convertido en la persona que hoy somos. Es por ello que debemos valorar lo que hemos logrado y, cuando alguien nos descalifique, nos quiera despojar del mérito, procuremos recuperar la voz interna que nos habla la verdad: “Sí, me ayudaron a lograr lo que logré. Pero no soy omnipotente y yo puse mi esfuerzo, mi trabajo, mi dedicación. Así que voy a valorar lo que alcancé, digan lo que digan los demás”.
Tal actitud que refuerza nuestra autoestima, nuestro valor propio, es una coraza que nos protege de los maltratadores verbales. Jamás, bajo ningún concepto, tenemos que aceptar el maltrato en cualquiera de sus variantes. El maltrato verbal que hemos descripto anteriormente afecta tres áreas de la vida de quien lo sufre: 1) sus emociones (logrando que se enoje o se deprima); 2) su conducta (anulando su voluntad y lastimando su estima); y 3) su espíritu (alejándolo de sus sueños y robándole la paz).
¿Qué conduce a alguien a una relación con alguien que ejerce esta clase de maltrato? Básicamente la creencia de que el otro es mejor. Cuando nos rebajamos a nosotros mismos, solamente conseguimos engrandecer a los demás y corremos el riesgo de atraer a gente maltratadora.