Parafraseando al escritor uruguayo Eduardo Galeano, entre un mar de fueguitos, César Luis Cáneva ardía con fuerza. Su combustible era el básquetbol y la pasión por ayudar sin importar raza, religión o camiseta. Así cimentó -en buena medida- las bases de la disciplina a nivel provincial. Y es por eso que el básquetbol misionero se quedó el domingo un poco más huérfano.
Tenía 78 años El Negro, como lo conocían todos. Semanas atrás se sometió a una operación cardíaca programada. Tras la cirugía, el corazón respondió, pero sufrió una falla cerebral irrecuperable. Y a la madrugada, su cuerpo dijo basta. El domingo apenas arrancaba cuando la noticia comenzó a recorrer los teléfonos celulares. El deporte, de luto.
“La situación fue muy fuerte para todos. Fueron casi tres semanas de angustia. El 31 de mayo iba a cumplir 79 años. Estamos todos destrozados”, le dijeron aEL DEPORTIVO desde el círculo íntimo del exdirigente.
En razón del protocolo sanitario vigente, Cáneva fue velado apenas cinco horas en un salón de avenida Lavalle y Japón de Posadas. Eso no evitó que muchos entrenadores, jugadores y excompañeros se acercaran en grupos a brindarle el último adiós.
Exdirigente de la Asociación Posadeña, de la Federación Misionera de Básquetbol y del extinto club Unión posadeño, Cáneva también era comisario inspector retirado de la Policía provincial, fuerza en la que años atrás había ejercido como vocero.
Su vitalidad no le había permitido quedarse quieto tras el retiro y trabajó como productor de seguros hasta sus últimos días. Por eso era común cruzarlo en el centro capitalino con el maletín y sus tradicionales bermudas.
“La verdad es que el dolor es doble, porque se merecía un adiós multitudinario y por esto del coronavirus, no pudo ser. Era un tipo extraordinario. Fue uno de los fundadores de la Asociación Posadeña de Básquetbol”, dijo dolido el actual presidente de esa entidad, Nicolás Fulquet.
Tal como contó en Facebook, el exjugador recordó con nostalgia la labor de Cáneva al frente del ente, pero también su trabajo en el club Unión, que hasta hace algunos años funcionó en la esquina de Belgrano y San Lorenzo. “Ese era su lugar en el mundo. Y ahí nos juntábamos jugadores de todos los clubes, porque era el único que tenía abiertas las puertas las 24 horas. Él siempre nos daba de comer, jamás te dejaba sin el sandwich de jamón y queso. Cuando viajábamos con la Selección, nunca nos faltaba nada, hasta ponía de su bolsillo”, recordó Nico, quien aseguró que se trata de una responsabilidad ocupar el puesto que alguna vez fue de Cáneva: “Creo que en mi camada, peleamos contra viento y marea por el básquetbol por todo lo que nos inculcó El Negro”.
El dolor también golpeó a Matías Caramuto, actual coordinador de básquet del Itapúa Tenis Club. “Es una gran pérdida por todo lo que El Negro hizo en la Asociación, era un laburante, un dirigente ejemplar. Iba a todas las canchas, no se perdía ningún partido”, sostuvo el exjugador, para quien Cáneva era casi un familiar: “Era muy amigo de mi tío, así que siempre que había un cumpleaños o una reunión familiar, él estaba. Era casi familia”.
Ante EL DEPORTIVO, Horacio Santa Cruz (a la derecha en la foto de arriba) contó una anécdota o, en todo caso, casi una cábala en la que El Negro se había convertido para él. “Cada vez que con la Selección de Misiones o con Tokio llegábamos a una final, él no sé cómo se me aparecía por atrás antes de la definición, cuando estaba por empezar el partido. Me abrazaba y me deseaba suerte. Y siempre que hacía eso, como que me daba cierto alivio, me tranquilizaba, y tenía la sensación de que íbamos a ganar”, se emociona el actual coordinador de la paraguaya Federación Altoparaense de Básquetbol. “Hay muchas cosas, él siempre colaboraba sin que nadie se enterara. Traía para la comida, para el agua, la utilería, lo que sea. Nunca perdió la humildad”, agregó.
La noticia devastó al básquetbol misionero. Y Santa Cruz no estuvo exento. “Apenas me avisaron, es como que se nos fue un amigo de todos. Esa fue mi sensación. Él colaboraba con todos, era un gran dirigente, de los pocos que quedan. Lo despido como lo que fue, un amigo de todos”, cerró.
En el caso de Javier Stassi, entrenador de Bartolomé Mitre, la noticia llegó por WhatsApp. “La verdad es que me dolió mucho, me pegó fuerte. Trabajé bastante con él desde que llegué a Misiones, allá por 1990. Era un tipo que le ponía el pecho a todo, ponía plata de su bolsillo.Tengo recuerdos hermosos con él y su partida me duele mucho”, sintetizó el oriundo de San Francisco, Córdoba, quien recordó la entrega de Cáneva: “Con la Selección, por ahí estábamos entrenando y él se aparecía con facturas y jugo para los chicos. Ponía de su bolsillo y, muchas veces, sin sobrarle. Varias veces hasta consiguió el colectivo de la Policía para que viajáramos a los torneos nacionales. Él solucionaba todo. Lo vamos a extrañar mucho”.
Stassi coincidió con el resto de los entrevistados al asegurar que la solidaridad de El Negro no distinguía colores o escudos. “No le importaba la camiseta del que tenía enfrente, ayudaba a cualquiera, nunca lo vi hacer diferencias entre uno u otro club. Era una persona íntegra. Es por eso que no conozco a nadie que pueda hablar mal de él”.
Juanjo Bidarra, otro referente del básquetbol misionero, recordó que Cáneva “le abría las puertas de su casa a todos, era un tipo muy generoso y lo voy a recordar siempre con una sonrisa, su maletín y sus bermudas. Lo encontrabas en la calle y te gritaba, con su voz tan particular. Y enseguida nos poníamos a charlar. Era muy afable, muy querido. Y un hombre de puro básquetbol, amaba el básquetbol”.
El actual entrenador de la Selección de Encarnación insistió en que Cáneva “era una persona muy especial que, creo yo, no debe tener enemigos. Era un tipo gaucho, gestionaba de todo y para todos. La verdad es que hoy puedo decir que tuve el placer de conocerlo y de haber compartido mi familia con él”.
“Gastaba el sueldo para ayudar al básquet”
La partida de Cáneva golpeó a todos en el básquetbol misionero pero, sobre todo, a uno de sus amigos más entrañables, el exjugador de la Selección Argentina y legendario Ernesto “Finito” Gehrmann, con quien compartió varios años junto a El Negro.
“Fue un golpe duro para mí, me sorprendió mucho su partida. Las últimas veces que lo vi, lo vi bien. Era un tipo extraordinario. Ayudaba a todos los clubes, toda su vida laburó para el deporte. Yo creo sin equivocarme que era socio de la mayoría de los clubes de Posadas”, sintetizó ante EL DEPORTIVO el mítico player y embajador internacional de la tierra colorada.
Gehrmann recordó a Cáneva primeramente sobre la década de los sesenta, cuando formaba parte de los seleccionados misioneros y El Negro ya había incursionado en la dirigencia del básquetbol. “Era un tipo despierto, completamente activo, servicial. Y ahí comenzaron nuestras vivencias, viajando a todos lados. Él siempre estaba para conversar, para charlar. Sin dudas, es una gran pérdida para Misiones, nos va a hacer falta una persona así”, explicó Gehrmann.
“Finito” tuvo otra etapa marcada en la amistad con Cáneva, en los ochenta, cuando llegó al club Unión junto al profe Caferatta para dar clases. “Estuvimos ahí siete años, con la escuelita y jugando en la Asociación Posadeña. Siempre colaboraba en todo. Una vez confió que su mujer le peleaba porque tenía el sueldo más o menos embargado y seguía aportando para el básquetbol. Se gastaba casi todo el sueldo en básquet, en comprarles cosas a los chicos para que estén bien, para que no les falte nada. Era una familia maravillosa, tanto su mujer como sus hijos”, recordó.
Finalmente, respecto a cómo recordará a El Negro, “Finito” sintetizó: “Lo voy a recordar con mucho cariño. Hoy (por el domingo fue un día muy triste para todos, pero prefiero acordarme de su sonrisa y de su predisposición para trabajar. Era un gran persona”.
“Es como si hubiera perdido a un hermano”
Otra de las amistades que trascendió el tiempo y que supo cosechar Cáneva fue la de Víctor Pierotti, otro referente del básquetbol misionero, quien despidió con dolor a quien consideró mucho más que un amigo.
“Nos conocimos hace más de 35 años, después de muchos encuentros en las selecciones provinciales. Y nuestra amistad siguió con la creación de la Liga Provincial de Clubes de básquetbol, en 1998. Él me ayudó muchísimo”, recordó el profe Pierotti, al borde de las lágrimas, ante EL DEPOR.
Tal como fue narrado anteriormente, don Víctor resaltó la predisposición de Cáneva. “Yo venía del interior, entonces pasaba por su casa siempre y me recibía con los brazos abiertos. Además, con él y con ‘Finito’ viajamos muchas veces con los juveniles de Misiones. Fuimos a Santa Cruz, a Salta, a Jujuy. El Negro iba de delegado o presidente de la delegación”, explicó.
Más allá de la tristeza, Pierotti recordó una anécdota registrada a fines de los ochenta con la Selección U-15. “Fuimos a un Nacional, en Curuzú Cuatiá. Hacía muchísimo frío y el pobre ‘Finito’, con sus 2.11 metros de altura, no entraba en la cama.
Entonces para que estuviera cómodo y porque era el embajador de Misiones y lo cuidábamos, con El Negro le hacíamos pasar los pies entre los barrotes de la cama y ahí le acomodábamos una silla con una frazada para que los apoye y no tenga frío”, rememoró Pierotti.
Sobre la foto que acompaña este artículo, Pierotti volvió a emocionarse al recordar la labor de ambos en la Federación de Clubes. Y también, al rememorar el último encuentro que tuvo con Cáneva: “Fue en diciembre pasado, en mi cumpleaños 80. Esa fue la última vez que lo vi. Pudimos charlar un buen rato”.
Tras coincidir con la interminable solidaridad de El Negro, el profe Pierotti recordó también el dolor que le significó a Cáneva la pérdida del terreno del Unión, varios años atrás, lo que significó la desaparición del club. “A él lo golpeó mucho toda esa cuestión, estaba muy afligido por eso, siempre había luchado por mantener el lugar para los chicos”, sintetizó.
Pierotti también indicó que “al básquetbol le hacen falta dirigentes del nivel de Cáneva”, de quien dijo, “será irremplazable”. En ese sentido, el entrenador apuntó: “El Negro es muy merecedor de que un estadio lleve su nombre, porque el básquetbol misionero se mantuvo en pie, en buena medida, por todo lo que hizo. Él fue durante mucho tiempo el oxígeno del básquetbol provincial”.
Finalmente, don Pierotti aseguró que la muerte de Cáneva “es como si hubiera perdido a un hermano”, y que recordará su sonrisa y su buen humor. “Así como ‘Finito es una figura legendaria dentro de la cancha, como jugador; lo mismo le cabe a El Negro Cáneva, que sin dudas es una figura legendaria de la dirigencia”, cerró.