Señora Directora: Es sumamente preocupante la decisión del gobierno de liberar el precio de los combustibles desde el próximo domingo 1 de octubre. Y no porque se necesite un sinceramiento en su coste de venta, sino porque los antecedentes que conocemos los argentinos en relación a la internación de los precios internacionales en esa materia son pésimos.Siempre que hubo un corrimiento en más del valor del barril de petróleo las empresas del sector presionaron para que se incrementen los combustibles y desde hace unos años, con las complicidades de actual y anterior gobiernos, se actuó en consecuencia a sus pedidos. Aunque en algunas ocasiones se atemperó esa suba de naftas, sobre todo cuando los porcentuales eran muy elevados.Pero también fue una constante de que toda vez que hubo caída del precio internacional se miró para otro lado y se los mantuvieron en niveles elevados cuando la lógica indica debieron portarse en consonancia con esa variación en menos. Esa, lamentablemente, es una constante que no se remonta únicamente al anterior gobierno y el actual, sino viene desde hace décadas. Se vio agudizada cuando en los 90 la producción de petróleo dejó de realizarse por manos del Estado y pasó a la explotación privada, la que, para más, muy poco hizo en la exploración y nuevas perforaciones, y profundizó el desabastecimiento propio, generó dependencia y dejó la actividad librada al vaivén internacional.Esto pareció comenzar a corregirse hacia mediados de la década pasada. Hoy se está dando un enorme paso atrás. Es en realidad un cambio preocupante que nos deja indefensos.
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