Dicen que todos somos buenos en algo, el problema es identificar en qué tenemos esa facilidad para poder desarrollarla. Hay padres que desean con ansias que sus hijos sean buenos futbolistas (para salvarse económicamente, tal vez) y los impulsan a que jueguen y compitan. Pero también hay muchos que solamente buscan que practiquen algún deporte. Tenis, vóley, artes marciales o cualquiera de los tradicionales disponibles en nuestra provincia. Pero ¿qué hacer si el niño queda prendado de un actividad deportiva que es imposible practicarla en su provincia y no solo muestra interés sino grandes aptitudes? Este es el dilema que debieron enfrentar los padres de Santino Aguirre Elizalde quienes decidieron apoyarlo en su pasión por el surf. Nancy, su mamá, contó que en una oportunidad cuando estaban de vacaciones en las playas de Santa Catarina, Brasil, Santi vio una escuelita de surf y le dijo a sus papis que quería practicar. En apenas dos clases ya aprendió a pararse en la tabla (algo muy difícil) y eso fue una muestra de su habilidad y de sus ganas de surfear. Con mucho esfuerzo le compraron una tabla acorde a su edad y tamaño. Como sus papás no conocían mucho del tema le compraron una profesional, liviana, pero a la vez muy complicada para aprender a usarla. Eso no fue impedimento para el niño. Olas lejanasY fue así que Santiago empezó a practicar ese deporte desde los 5 años. Pero obviamente lo hace únicamente en época de vacaciones, porque es una rutina que sí o sí necesita de olas. Mientras, cuando está en Posadas, usa una patineta que es lo más cercano al movimiento y al equilibrio de una tabla de surf. También hace natación, para fortalecer sus brazos, porque los necesita fuertes cuando debe empujarse en el mar en busca de las ondas de agua. Por eso, la mamá remarcó que cuando viajan a Brasil tratan de quedarse el mayor tiempo posible para que su hijo pueda desarrollar su destreza. Cada año Santiago llega con su tabla. Sigue yendo a la escuelita de surf y se pasa muchas horas practicando porque le gusta demasiado ese deporte. “Como ahora él cumplió ocho años, su profesor lo inscribió en una competencia que se desarrolló en abril pasado en Santa Catarina. La categoría era hasta los 12 años, él fue el más chico de todos, pero sin embargo salió en el segundo puesto”, relató Nancy. Llegaron sin tener ningún entrenamiento previo, fueron exclusivamente para la competencia y sin embargo “lo hizo muy bien porque tiene una facilidad innata para el surf”, contó orgullosa.Su mamá explicó que, en la competencia, los participantes tienen un lapso de 15 minutos en los que deben cabalgar 10 olas. En los primeros ocho minutos él iba en la primera posición aún sin haber tenido experiencia previa. Pero cometió un error y quedó en el segundo puesto. Con sus padres emocionados, un Santiago feliz recibió la medalla de manos de Alejo Muñiz, un campeón mundial de surf que es argentino, pero nacionalizado brasileño. La dificultad de no elegir lo convencional Santiago va a la Escuela 849 de Garupá. La mamá contó que en la competencia de abril pasado era época de clases. Previamente le hicieron el comentario a la directora acerca de que el alumno no iba estar porque se iba a competir. Pero al no ser considerado el surf como un deporte federado, le computaron las faltas y, a su regreso, le exigieron igual que a todos sus compañeritos, le tomaron lección y le pedían la carpeta completa. Según contó Nancy, una maestra le habría aconsejado a Santiago que no hable del surf en la escuela, porque iba a provocar que le quitara importancia al estudio. En ese sentido, comentó que temen que el chico tenga que pagar un precio muy alto por realizar una actividad deportiva que como no es tradicional, no se la tiene en cuenta. “Nosotros vemos que tiene un potencial increíble, y no es porque sea nuestro hijo, simplemente la realidad lo demuestra y por eso hacemos el esfuerzo. Mi marido es empleado público, yo soy ama de casa y el único ingreso monetario es el de él. Dejamos de lado muchas cosas para poder darle la oportunidad a Santiago a que compita. Para nosotros es difícil costear el viaje, el alojamiento, la tabla, el traje de neoprene”, detalló. Finalmente la orgullosa mamá contó que este 9 de septiembre su pequeño volverá a saltar las olas en Brasil. “Estamos decididos a incentivarlo y no queremos privarlo de la oportunidad que compita más allá del resultado que obtenga. Ojalá que sea igual o mejor que el que ya obtuvo. De lo que sí estamos seguros es de las ganas que él tiene”, señaló.
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