Felices preparativos! Mientras nuestros lugares de práctica y enseñanza hacen un alto por las vacaciones de verano, nos comprometemos a no descuidar la postura y la buena respiración, a practicar diariamente una rutina sencilla pero efectiva y… ¡a recomenzar cuando las clases se inicien! Pero ahora empezamos los preparativos para despedir al año que se va y recibir al que llega, como es tradicional.La festividad puede encontrarnos en circunstancias gratas o ingratas; también puede prestarse a excesos en bebidas y comidas, o comportamientos imprudentes; en cada caso, la práctica del Yoga nos predispone para el automanejo y la autopresencia, porque nos ha enseñado que es más importante mandarse a sí mismo antes que a muchas personas, como decía el Profesor Ansaldi. Gracias a sus técnicas integradoras de cuerpo, mente y espíritu, “sabremos tomar las riendas de nosotros mismos y de lo que esté sucediendo, a fin de poder asumir y manejar las vicisitudes de la vida con un centro de paz y serenidad en nuestro interior profundo, para desactivar emociones negativas y no convertirnos en obstáculos de nosotros mismos, para no resistirnos a perdonar y perdonarnos y para vivir en el presente, que es la única realidad que tenemos. Y porque el Ser está en el presente, dejaremos el pasado que se fue a la misericordia de Dios y el futuro, que todavía no vino, a la Divina Providencia”.Para lograr esos propósitos, recordaremos una vez más las pautas de comportamiento ineludibles, citando a una autora como la Profesora Stella Ianantuoni, quien ahora, en nuestros días, nos remite sabiamente a los dos primeros grados del óctuple sendero del Yoga Clásico: Yamas y Niyamas, las diez reglas que proponen una vida moralmente ordenada, sin la cual no se puede pretender ningún avance hacia planos superiores. Los Yamas establecen la conducta ética que debe observarse en relación con los demás y el primero es Ahimsa, no violencia en obras, palabras y pensamientos, que es principio y base de todas las otras virtudes que se esperan de un practicante de Yoga, como no mentir, no robar, controlar las pasiones y las ambiciones. Los Niyamas son reglas a aplicar en uno mismo, como observar la limpieza externa y pureza interna, el contentamiento, la austeridad, el estudio y conocimiento del propio ser y de la sabiduría perenne, así como la entrega a la Voluntad Superior.En relación con dichas pautas, recordemos también que para el Yoga nuestra naturaleza está compuesta básicamente por tres cualidades o Gunas: 1) Sattva: es serenidad, valor moral y espiritual, pureza, honradez, generosidad, discernimiento, ecuanimidad, intuición, alegría y devoción; 2) Rajas: es pasión activa, movimiento, intranquilidad, insatisfacción, aferramiento a la acción y sus resultados, afán de poder; 3) Tamas: es inercia, ignorancia, oscuridad, con actitudes y hábitos perjudiciales. Conociéndolas, sabremos equilibrarlas y percibir la cualidad que prevalece en nuestro comportamiento habitual.Entonces, en los preparativos de la festividad de Año Nuevo, al expresar nuestros buenos augurios a los seres queridos, recordaremos las palabras de André Van Lysebeth: “El error inicial es esperar la verdadera felicidad de las circunstancias externas, cuando debe ser el fruto de una actitud interior”. La felicidad nace del Ser y se cultiva llenando el espíritu de gratitud y aprecio por lo que somos y lo que se nos da, por la posibilidad de ser, como dice Stella, cuando el contentamiento y la tranquilidad surgen de la recta intención, del deber cumplido, de la moderación y la austeridad como base de una vida sana y una personalidad bien consolidada. ¡Y el Ser es Ahora! ¡Feliz Año Nuevo! Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]
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