La tierra riojana permite adentrarse en la naturaleza en travesías cargadas de velocidad y adrenalina y los apasionados por los deportes extremos encuentran en ella un paraíso lleno de desafíos. Carrovelismo, vuelos en parapente, longboard y escalada son algunas de las actividades a la orden del día por tierra y por aire, porque esta provincia luce viento y aptitud para vuelo, superficies planas para el carrovelismo y montañas inmensas ideales para descubrir mediante diferentes travesías. Pero eso no es todo ya que por los caminos montañosos la aventura y la naturaleza tientan hacia donde se mire. Todo el Corredor del Bermejo es escenario propicio para emprender travesías 4×4 y off road por la extensa Ruta 40 y sus alrededores.Por todo lo mencionado La Rioja es una de las mecas de los deportes extremos en la Argentina y son miles los viajeros que cada año llegan allí en busca de unas buenas dosis de adrenalina.Las condiciones del terreno riojano entusiasman a los aventureros, porque todos los suelos de la región de Chilecito, Famatina, Vinchina y Pagancillo resultan aptos para realizar travesías 4×4 sea por agua, arena, tierra, piedra e, incluso, nieve y laja. El rugir del motor que ostenta su potencia marca el inicio del recorrido y da paso rápidamente a la sensación del viento que se percibe mientras se atraviesan variados paisajes; el aroma a tierra mojada reconforta tanto como el agua que salpica al cruzar un río en verano.En la zona de Famatina, atravesar espejos cristalinos en 4×4 permite llegar no sólo a los senderos conocidos sino que otros sin exploración se descubren a partir de las huellas de los aventureros y los pilotos que participan en competencias y grupos como el Rally Dakar y el Club Ranger 4×4.En medio del camino, se suman ingredientes: los aficionados, jóvenes y deportistas se encuentran con lavadores de oro que muestran su técnica a los visitantes, además de espacios donde el viajeron puede detenerse a probar sabores regionales y miradores que obligan a parar y respirar profundamente Intensamente libresQuienes prefieran los longboard o vuelos biplaza en parapente, encontrarán en La Rioja múltiples destinos para despuntar el vicio.La fraternidad que surge entre los grupos de aficionados que se reúnen es inmediata; la población local ofrece servicios con hospitalidad y sabe cuidar el medio ambiente para seguir disfrutando de estos paisajes con el correr de los años. Por aire o por tierra, las posibilidades son variadas y se dan en un entorno silencioso y natural. A medida que se asciende en el paisaje, el ruido de la ciudad desaparece y da lugar a vistas impresionantes desde diversos puntos, naciendo una sensación de libertad absoluta.La Rioja es el único destino del norte donde se practica carrovelismo, gracias a que el viento dice presente todos los días; y las asociaciones y federaciones de parapente, prestadores de servicios, escuelas de vuelos y de escalada facilitan que cualquiera dé sus primeros pasos en alguna de estas disciplinas bajo óptimas condiciones de seguridad.Los recursos se disfrutan y aprovechan con una filosofía de vida ecológica en cualquier momento del año, y entre octubre y noviembre copan la zona los amantes del parapente que quieren aprovechar las condiciones climáticas.Jóvenes y adultos se reúnen durante días o una semana entera para practicar hasta el cansancio. Las tribus deportivas valoran la provincia y la viven al máximo, dispuestas a trascender sus metas.El lenguaje del vientoVolcanes, flamencos y vicuñas, aves, espejos de agua y hasta géiseres se divisan en un recorrido por Laguna Brava. En el camino vas a encontrar huellas de las más diversas: dinosaurios, ritos incaicos, españoles y criollos.Los ambientes naturales son más preciosos cuando tienen menos intervención humana. El ecosistema se expresa de manera propia y salvaje creando paisajes tan agraciados como inesperados, llenos de fuerza e identidad. Eso sucede en este tesoro riojano, en Vinchina y Villa Castelli, donde la aventura tienta a los viajeros entre montañas, flamencos y refugios.Una travesía por este rincón es puro descubrimiento. Se trata de un área protegida donde la exploración lleva a tesoros y sensaciones en un marco que presenta desafíos.En este sitio vuelan cientos de especies de aves y hay cerros de once colores que contrastan con el cielo. Huellas de dinosaurios en la Quebrada de la Troya dan pie a historias sobre el pasado y lo mismo sucede en el cerro El Veladero, donde se realizaban rituales incaicos.La fauna autóctona está compuesta en parte por las vicuñas y los flamencos rosados. La fuerza del viento se hace sentir. Los cambios de temperatura se perciben a medida que se asciende hasta llegar a la laguna y matices de colores intensos acompañan el recorrido junto a variedad de formas rocosas y el frío del ambiente.Guías especializados acompañan el recorrido entre refugios históricos, huellas incas, españolas y de criollos que fueron hacia Chile; volcanes, picos nevados y hasta géiseres que brillan especialmente en primavera y verano. Por el clima, de diciembre hasta abril es el momento ideal para hacer una escapada hasta este tesoro escondido que, con ganas, los viajeros logran descubrir en las alturas.Como verán, el título de la nota no fue tomado al azar porque en la La Rioja abundan suelos, viento y libertad.Fuente: argentina.tur.ar
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