"Chiquitina" y Ernesto Engel llegan este jueves con Pos Art – Arym al Museo Provincial de Bellas Artes Juan Yaparí con la muestra “Entre Juegos y Güembés”, con pinturas realizadas con extracto de yerba mate siguiendo técnicas egipcias y aplicaciones utilizadas en la época de las reducciones Jesuítico-Guaraníes. Ambos artistas, luego de varios años de no exponer como pareja, se vuelven a mostrar en el marco de una investigación apasionada que los lleva a crear con los beneficios de la tierra colorada. Ernesto Engel se mostró agradecido de las personas que acompañan su arte. Destacó a la vez la importancia de llevar adelante una muestra que es el resultado de una investigación importante que data de años de trabajo: “Siempre hacemos el trabajo independiente uno de otro y Chiquitina comenzó a investigar en las crónicas donde expresan que los jesuitas coloreaban telas y tejidos, sobre todo con elementos vegetales y entonces empezó a analizar cómo se podían hacer obras coloreando con yerba mate. Resulta que tuvimos la suerte que, a través de la Cachuera, Chiquitina pudo conseguir por medio de la Ruta de la Yerba Mate, los extractos que ellos utilizan para hacer refrescos de yerba”.A partir de ese producto con elementos que Chiquitina investigó, consiguió fijar el color de la yerba a la tela. La paleta de colores que se consiguió va desde el ocre hasta prácticamente el negro, “logró eso y para que no siga modificándose el color, realizó un tratamiento con el vinagre, tomó como tema para esta muestra los juegos infantiles que jugábamos los que somos más viejos”, contó entre risas. Plasmar la obra con la temática de la infancia de antaño y los colores logrados desde la investigación de la pintura de la yerba mate le brindan a la muestra un atractivo que se podrá disfrutar desde hoy en el Museo Yaparí. “Investigar nos lleva su tiempo porque la realidad es que no somos químicos, entonces los métodos que se utilizan en las artes plásticas son de prueba y error”, indicó este artista que se empapó de arte cuando tenía 20 años y hoy día con orgullo asegura que “vive del arte”.La muestra también tendrá otro costado, donde Ernesto reflejará su admiración por la hoja de güembé, “es un tema reiterado en mi arte. Y en estos años, desde el 84′, lo que vengo haciendo es investigar las técnicas que usaron los pintores bizantinos, que pintaban y trataban la madera, especialmente la madera de álamo logrando las hojas de un plateado y un dorado, con la iconografía propia del arte bizantino. En la época del Renacimiento se implementó otra técnica pictórica que trabaja en veladura de color, hecha con óleo y mucho diluyente, de tal modo que la pintura queda transparente y requiere de muchas manos para lograr el color deseado. Así que trabajé con esas técnicas y con otra que es el temple, una pintura que es el pigmento mezclado con el huevo de gallinas. Esas tres técnicas se encontrarán en la iconográfica del güembé”.Sobre la hoja del güembé aseguró tener una admiración porque es una hoja muy plástica, que tiene brillo y también refleja el color que está en el entorno. “Por eso es que el nombre de la muestra lleva un poco de cada uno de nosotros y así es como nuestro amigo, uno de los mejores poetas que tiene nuestra provincia, Rolo Capaccio hace el prólogo de esta muestra. Sugirió ese nombre que es muy poético y divertido, mostrando la muestra en una frase”, explicó Ernesto. Fotos: M.Colman"Entre juegos y güembés"Por Rolo CapaccioUna vez más Chiquitina y Ernesto nos llevan de paseo por el mundo de sus creaciones en un curioso viaje. En esta oportunidad, con temáticas y estilos diferentes nos sumergen en esa realidad paralela que es la pintura, mitad sueño y ensueño para que cada espectador, frente a la obra, tenga la posibilidad de adentrarse, con la emoción que recibe, en sus propias vivencias. El mundo de los juegos infantiles, recreados por Chiquitina y los güembés de Ernesto se presentan juntos, pero pese a las diferencias de los motivos es posible entender la amalgama que los liga. Hay aquí juegos y hojas, expresiones abiertas de la vida, risas y gritos junto a la exuberancia vegetal. Movimiento y quietud que convergen en un concierto armónico, posible gracias a lo depurado de las técnicas y como resultado de años de experiencias y de trabajo sin descanso.Movimiento continuo en los juegos, movimiento continuo en las hojas para generar la armonía que impregna esta muestra única. Juegos infantiles de infancias lejanas resueltos, para quien contempla, en la tonalidad huidiza de la memoria y, simultáneamente, la presencia constante del güembé misionero que mira a quien lo mira través de los ojos coloridos de sus hojas. La evocación del sonido bullicioso junto a la permanencia silente de la naturaleza vegetal, siempre profusa y siempre renovada.Juegos de infancia junto a los güembés, eternizados en múltiples variantes. Instantes de algún juego en la calle, recreación de una hoja asomada al paso del transeúnte, siempre parecida pero jamás igual. Capacidad de dos artistas para poder asimilar esos momentos y hacer de ellos algo nítidamente perceptible y vívidamente tangible. Talento para poder fundirlos y que el espectador, frente a estos cuadros, perciba la realidad de la vida como algo concreto y, al mismo tiempo, tan evanescente como si fuese un sueño.
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