Las pequeñas y medianas empresas (PyME) yerbateras de Misiones rebuscan la manera para no desaparecer del mercado. Es así que uno de los caminos elegidos para lograr el objetivo es la tecnificación, que permite abaratar costos y mejorar los rindes. Además, estas inversiones posibilitan transformar los procesos productivos y expandir los mercados a nivel nacional e internacional.
Entre las herramientas por las que se vuelcan los empresarios se destacan las tijeras electrónicas, los tableros digitales a través de los cuales se controlan los procesos del secado de la yerba y la utilización de cintas para mejorar la producción.
Uno de los ejemplos de PyME que optó por una mejora es el secadero El Aguante de la familia Klingbeil que se encuentra en Oberá.
Al respecto, el pionero de la firma familiar Ernesto Klingbeil sostuvo que “en estos últimos años hemos hecho inversiones para mejorar la producción y estar a la vanguardia de lo que exige el mercado”.
Consideró que “la situación actual es bastante complicada y compleja. Además, el mercado es muy competitivo”.
Por ello, manifestó: “La innovación tecnológica es una manera de mantenerse y nos ayuda a sobrepasar la crisis”.
Expuso que “estamos trabajando bien y con la tecnología pretendemos reducir al máximo los costos y aumentar los rindes. Además de cumplir con el productor en plazos más cortos”.
Por su parte, su hijo Pablo explicó que “si bien el mercado es complicado, lo que buscamos es tener una identidad. Queremos que el cliente sepa que la yerba está hecha con el corazón”.
Sobre los cambios que se llevaron adelante en el secadero para mejorar la producción, contó que “la incorporación de nuevas herramientas arrancó en 2004”.
Comentó que en dicho año estaba finalizando sus estudios en una escuela técnica y, en ese momento, en el secadero tenían un barbacuá con capacidad para almacenar 13 mil kilos de hoja verde. No obstante, su objetivo era producir más.
A la vez, apuntó que “decidí hacer el trabajo final de estudio con todos los planos del secadero a cinta, que es el que está funcionando hoy”.
En este punto, destacó que “antes pasaban por hora unos 1.300 kilos de hoja verde en el barbacuá; sin embargo, hoy con todos los cambios y la tecnificación se logró que pasen 10 mil kilos de hoja verde con dos líneas de sapeco y dos líneas de proceso, y se hace el envasado en bolsones, garantizando homogeneidad en la canchada”.
Asimismo, Pablo Klingbeil indicó que otro cambio que se realizó en el secadero es la forma de trabajo de los operarios. “Antes era todo con leña y el operario trabajaba mal, tenía que emplear mucha fuerza; esto conllevaba en muchos reclamos por lesiones”, recordó.
En consonancia, agregó que “hoy por hoy, el operario trabaja cómodo y bien, con una pantalla táctil a través de la cual maneja una computadora. Así logramos cambiar el trabajo duro y el control de la calidad”.
Detalló que antes las leñas pesaban unos 100 kilos y tenían que ser levantadas entre tres personas por lo menos, además de que tenían que recorrer grandes distancias con los troncos.
“Hoy se utilizan chips que se transportan por una cinta y la carga se realiza a través de una pantalla”, deslizó.
A todo esto, enfatizó que se encuentran trabajando para llegar a nuevos mercados. “Conquistar hoy un mercado que tiene muchas características y exige mucha calidad, siendo una PyME es muy complicado, pero la gente empieza a ver que podemos y eso nos anima a seguir. Hoy estamos trabajando en el mercado interno y nuestra idea es romper fronteras”, asestó.
El beneficio de las tijeras
En la localidad de Campo Ramón se ubica el yerbal de Luis Munaretto, de 55 hectáreas que cuenta con plantas que datan de los años 60.
Es por ello, y con el objetivo de que las plantas perduren en el tiempo y sigan generando ingresos a la familia, que Munaretto optó por sumar dos tijeras electrónicas , carritos y guinches que ayudan a tener mejores resultados al momento de la cosecha.
En este marco, describió que “con el uso de las tijeras logramos que todas las plantas estén cortadas de la misma manera”.
Por otro lado, observó que “los cortes son realizados por los denominados cortadores y los otros trabajadores, que antes hacían esta actividad, ahora sólo se dedican a la quiebra de la planta”.
Advirtió que “esto permitió una mejora en el ingreso de los trabajadores. Hoy tenemos profesionales en el corte y obtienen casi el doble del jornal porque hay más rendimiento. Mientras, los quebradores sólo tienen que quebrar y no hace falta que corten”.
Además, precisó que los raídos alcanzan los 100 kilos y son transportados hasta el camión en un carrito. De esta manera, la persona no debe realizar grandes esfuerzos físicos.
En tanto, las ponchadas se cargan al camión a través de un sistema de guinche, lo cual mejora la productividad diaria debido a que los obreros pueden cosechar más kilos en la misma cantidad de tiempo que empleaban antes. En este caso, por día se cosechan entre 4.000 y 5.000 kilos.