¿Acaso es cierto que el 60% de las unidades del Grupo Z tienen aire acondicionado? ¿Acaso es verdad que el servicio va de la mano del alto valor que ya tienen los boletos? ¿Acaso alguien puede negar que, tal y como varios rubros, el Grupo Z cobra tarifas de primera para prestar un servicio de cuarta?
Todas estas preguntas quedaron dando vueltas en el Centro de Convenciones donde se desarrolló la audiencia pública que, indefectiblemente y muy a pesar de los miles y miles de usuarios, concluirá en un nuevo premio al monopolio.
El tema está sobre la superficie desde hace años. Incluso las maniobras son siempre las mismas. De tanto en tanto surge algún “conflicto” que amerita que la empresa llore miserias por todo lo que pierde ofreciendo transporte público en Posadas, Candelaria y Garupá.
Lo vemos todos los años y sin embargo la maniobra le sigue siendo funcional.
El concesionario ratificó ahora que el costo del boleto debería subir hasta los $57 si es que la Nación le corta los subsidios de los que se beneficia desde hace años.
Claramente la cifra es antojadiza y busca lograr un aumento menor, pero aumento en fin.
En tiempos de crisis y ajuste sobre la sociedad el monopolio del transporte va a la carga por más riquezas y será así más temprano que tarde.
Al fin y al cabo ya no se entiende el mecanismo de audiencias con los costos que el acto conlleva. Tal y como se vienen dando los hechos durante todos estos años, convendría que directamente se le pregunte al Grupo cuánto quiere y así evitarle a la gente la bronca de blanquear otro boletazo que, a todas luces, vuelve a ser injusto.