POSADAS. Según el informe “Los indocumentados en Argentina. La cara invisible de la pobreza”, elaborado por el Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA y la ONG Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp), se estima que en la Argentina urbana de 2011; 1,4% de los niños y niñas argentinos entre 0 y 17 años carece de DNI (unos 168.000 chicos).La situación más crítica se encuentra en el grupo de los niños de cero a cuatro años, donde 2,3% no cuenta con DNI. Una carencia que los convierte en ciudadanos de “segunda”, con dificultad para educarse, trabajar o atención médica. “Fui alguien por primera vez, a todo el que venía le decía ‘mirá el documento’, es algo que me había costado mucho y lo pude tener. Es una alegría muy grande, porque que te digan que no tenés documento, que no existís, que sos un NN es muy triste, muy doloroso”, contó Mabel, una mujer adulta que recién obtuvo su primer DNI a los 38 años, señala el informe.El primer paso para obtener el Documento Nacional de Identidad es el registro del nacimiento del niño. A nivel regional, según datos de Unicef, en 2011 el 10% de los nacimientos de niños y niñas menores de cinco años no era registrado en América Latina. Según la LegislaciónDe acuerdo a la legislación argentina, la inscripción del nacimiento debe realizarse dentro de los cuarenta días posteriores al nacimiento ante los registros civiles de las distintas jurisdicciones. Allí se asigna un número único de identificación a cada persona, que figura en cada acta de nacimiento y que será el de su documento de identidad. Pasados los cuarenta días del recién nacido, la inscripción está fuera del plazo legal y los padres pueden realizarla hasta los doce años de edad del niño/a con dos testigos que acrediten el vínculo, una vez vencido ese plazo, es únicamente un juez quien debe autorizar dicha inscripción. Este trámite judicial se realiza con la intervención de un abogado y debe iniciarse ante la Justicia Civil (Tribunales de Familia) competente. En muchas ocasiones los ámbitos judiciales donde se inician las causas de personas indocumentadas se encuentran desbordados por la multiplicidad de causas y demandas que deben atender, como casos por alimentos, violencia, etc. Por lo tanto, quienes inician el largo y burocrático juicio de inscripción y no cuentan con el asesoramiento necesario se encuentran con trabas en el proceso judicial, lo que conlleva a que desistan y abandonen el juicio antes de su finalización.Mabel, una de las personas entrevistadas por el estudio de la UCA y el Iadepp, no fue inscripta al nacer y tampoco realizó este trámite con sus hijos. Según relató: “Mi marido es muy quedado y es analfabeto. Fuimos a San Isidro a anotarla y a él, cuando le cierran una puerta, ya se rinde, no es de golpear puertas (…) fuimos con el papá a anotarla con el papelito que me habían dado en la maternidad y me decía no, venga mañana, ya es tarde. Íbamos al otro día, iba sola porque él no podía faltar al trabajo y me decían no señora, tiene que venir la semana que viene y así nos tuvieron y bueno, fui con él de vuelta la otra semana y me dice señora fue ayer y después el padre es una persona que se rindió y no quiso ir más”.Obstáculos administrativosAdemás de estas barreras administrativas, otro de los motivos que lleva a los padres a no inscribir a sus hijos son los costos de desplazamiento, el tiempo y la planificación que el trámite requiere. En el caso de Mónica, ir a anotar a sus hijos significaba un “día perdido” en su trabajo. “Yo siempre tenía la prioridad de trabajar primero y después los trámites, porque estaba sola y si no trabajaba ellos no comían”, reflejó. Los indocumentados en Argentina forman parte de una población que se encuentra excluida del resto de la sociedad y que vive en un contexto diario de discriminación. El hecho de carecer de todo tipo de identidad legal significa que esas personas no existen para el Estado, situación que agrava y perpetúa las condiciones de pobreza y precariedad. De hecho, son los niños de los estratos sociales más bajos quienes tienen mayores probabilidades de no tener DNI: un niño del estrato más bajo tiene 2,5 veces más posibilidades de no tener DNI que un par en el estrato medio alto. Asimismo, tomando como parámetro el lugar de residencia, quienes viven en villas o asentamientos urbanos tienen mayores probabilidades de carecer de DNI en relación a sus pares de áreas de urbanización formal (2,2 frente a 1%). Al analizar los datos según el tipo de hogar, los niños que viven en hogares monoparentales y cuyas madres no han terminado la escuela secundaria registran más posibilidades de no tener documento.Según el informeLa carencia de DNI vulnera el derecho a la identidad. Reconocido expresamente en varios instrumentos jurídicos, como la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, promulgada en 2006. Esta norma, a su vez, recoge elementos de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, firmada en 1989, y de la cual Argentina es Estado parte. La inscripción adecuada y oportuna de los nacimientos, cuya magnitud y repercusión para la vida futura de las personas es muchas veces ignorada, es de vital importancia para que luego se puedan cumplir otros derechos reconocidos en el marco normativo. El acceso a la escuela Los niños de entre 5 y 17 años registran una mayor propensión a la no asistencia escolar: la posibilidad de no asistir a la escuela siendo indocumentado es de casi cuatro veces; 3,5% de los niños y niñas argentinos no tiene DNI y no asiste a un centro educativo, mientras que esta proporción s reduce al 0,9% entre los niños que no tienen DNI pero que sí asisten.En cuando a la educación superior, la ausencia de DNI dificulta la obtención del certificado que acredite la finalización de estos estudios, requisito indispensable para seguir en el trayecto educativo o integrarse de un modo regular al mercado de trabajo. La importancia del DNIEl DNI contribuye a que los niños estén protegidos por las leyes de edad mínima de empleo. Los niños/as indocumentados argentinos de entre 5 y 17 años registran mayores probabilidades de realizar algún tipo de trabajo, ya sea domésti
co intensivo y/o económico. Las chances de trabajar aumentan a 2,5 veces entre los indocumentados. Carecer de documento es un obstáculo para el futuro laboral, ya que impide a los personas insertarse como trabajadoras en el sistema formal, quedando sus oportunidades reducidas al mercado informal, temporal e inestable.





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