PRIMERA EDICIÓN se contactó con el abogado de María Ovando, el prestigioso penalista Eduardo Paredes, quien desde un primer momento sostuvo que el hecho en cuestión debe analizarse en el marco de la ausencia total del Estado. Aquí los fragmentos más importantes de sus dichos:El inicio del caso“Fue detenida porque se le muere una nena y la entierra. Creo que eso fue lo que llamó la atención, se le imputó un delito que está en la ley penal que es el abandono agravado, doblemente agravado, uno por que era la hija y dos por el resultado de muerte. Se suponía que murió por desnutrición, ahora bien, cuando comenzó el juicio lo primero que se vio es que no se sabe de qué murió. Entonces ya se sabe que no se la va a condenar por abandono agravado, que tiene una pena muy alta, de siete a veinte años, y que ya la condena, si es que hay, va ser muy leve. Lo que se observó es que era una mujer que vivía con cuatro o cinco niños y que los últimos tres hijos no fueron reconocidos por el padre, solamente ella los reconoció. La nena que murió solamente ella la reconoció. La chiquita tuvo un solo documento en la vida que fue el certificado de defunción y ella le puso el apellido del padre en el certificado, porque le quiso dar el nombre del padre, el papá nunca la reconoció. Aún más, la señora que tiene los niños en la actualidad es la madre del supuesto padre, porque el papá nunca los reconoció por lo tanto el juzgado le entregó a esta mujer y le entregó mal, porque no se sabe si es la abuela. Le entregó a alguien, pero no queda acreditado el vínculo”. El juicio, hasta el momentoEl juicio terminó en una banalidad, porque realmente lo que se está discutiendo es si ella le aplicaba o no un polvito para los piojos y si se le aplicaba o no una cremita para la piel a la nena. También se vio que el Estado directamente no existe. El Estado tenía la Asignación Universal Por Hijo, que le correspondía a cada uno de los niños: ninguno tenía. Las dos personas que se denominan promotoras de salud, sabían eso, al igual que el intendente (N de la R: de Mado). Nunca se reparó en esta situación. Nunca se le dio intervención a la Justicia de Menores y estas dos personas que la visitaban no tienen relación de dependencia con el Estado provincial. No son empleadas públicas, no tienen cobertura social, es decir trabajan en forma precaria, tenían 280 personas para visitar. Lo dijeron en el juicio, sólo dos personas para visitar 280 familias.Esta mujer, María Ovando, tenía el centro de salud a 25 kilómetros y otro a cinco kilómetros. Estuvo embarazada, nunca se le controló, nunca asistió a un obstetra. Con el bebé iba a picar piedras, porque el municipio le daba 170 pesos en un bono y el resto se tenía que rebuscar. La niña que murió nunca entró a ningún plan porque no estaba documentada, entonces tomaba la leche de la hermanita. No se sabe cuánta leche se le daba, si era un kilo por mes o cuatro kilos mensuales para cuatro niños. La situación de residencia de ella era en una casa hecha en un terreno sin agua ni electricidad, vivían cerca de un arroyo donde se bañaban y sacaban agua de un pozo si había. La ayuda que dicen que le dio el Estado fue un techo del Plan techo y unas camas cuchetas, y cuando se le preguntó al intendente si eso, lo que se denomina plan techo, plan cucheta, tiene alguna norma que regula si hay alguna normativa, alguna legislación, no conocía, no sabía. O sea, ellos le daban porque le parecía, o sea en forma totalmente dadivosa, o sea no hay un derecho, no hay una legislación que regule esto. Tampoco sabía cuánto comestible se le daba, tampoco sabía si hay expedientes. O sea todo lo que le daba era en forma precaria. Lo cierto es que en el juicio lo único que se vio es que no hay Estado, hay algún esfuerzo, alguna dádiva suelta, pero no hay ninguna norma. Pero lo más grave de este juicio es cómo puede ser que existiendo un derecho del estado que es la Asignación Universal Por Hijo, que sí es un derecho y una norma, una ley clara que regula, una ley que penaliza a los funcionarios que sabiendo esto, que sabiendo que hay chicos que no tienen la cobertura, no hacen nada por reparar. Sin DNIEsta niña murió sin documento, sin la asignación, que era un derecho de ella y nadie hizo nada. Porque no hay nada en realidad, porque la Municipalidad es muy pequeña, porque el Anses está lejos, la realidad es que en esta zona no hay Estado, y así como ella, -y esto es lo que debe llamar la atención- María Ovando, salió a la luz porque los medios se fijaron en ella, porque hubo un montón de mujeres que en razón de la violencia de género se acercaron, porque hubo un programa a nivel nacional que la mostró, pero vos tenés una idea de cuánta gente está peor, sin ninguna cobertura, tienen derecho que no están siendo gozados por inexistencia del Estado. El problema de este juicio es que el que está en juicio es el Estado. Ahora los funcionarios por lo menos no han dicho más nada, han dejado de hablar. Porque lo que muestra esto es que hay bolsones, y esa zona en particular, fijate que en favor de ella hablaron la Defensoría General de la Nación que está en manos de la doctora Stella Maris Martínez, el área de violencia de genero de esa misma Defensoría, donde yo estuve -en Buenos Aires- charlando con ellos y pude observar que las estadísticas que vuelcan en sus presentación sobre Misiones tomadas del Indec y Unicef son terribles. Y esa zona en particular tiene una tasa de mortalidad y de familias o de niños con necesidades básicas insatisfechas superior a la media de la provincia con indicadores malísimos. Pobres contra pobresEn el debate se vio peleas de familias muy pobres contra otras familias muy pobres. El juicio nunca se debió haber hecho, esto es una cuestión de asistencia social, un llamado de atención muy severo a todos, en primer lugar porque la falta de Estado no es de este gobierno, es una pobreza estructurada de la ausencia de Estado de siempre, pero hacia delante tiene que llamar la atención, para que armen una planificación y una cuadrícula completa de Misiones y se trabaje con una normativa real, o sino el estado es un estado de cotillón, de propaganda. El Estado tendría que pedirle disculpas, a ella y disculpas a esa niña que murió, sin tener un nombre, sin tener un documento, es una barbaridad muy triste, muy triste. Cuántos niños están igual, tienen derecho. Por agujeros del Estado se termina tapando esto con un expediente penal, fue una torpeza haber armado esto. El Tribunal no tiene la culpa, se portó con ella muy
bien, sorprendente el manejo del Tribunal, también el fiscal. Creo que el Tribunal o la va a absolver o le va aplicar una condena quizás muy leve. Estimo que vuelve a la libertad, el tema es que va a volver a una realidad, donde no tiene nada, ni casa ni trabajo. Los hijos son todo un tema. Primero no se le debió sacar al niño de dos meses, siendo lactante, eso fue una violación a la Convención de los Derechos del Niño, eso fue terrible, fue una torpeza, una grosería. La Provincia no evoluciona”. Vida de derechos negadosTres años tenía Carolina Ayala, hija de María Ovando, cuando murió a causa del abandono y la desnutrición. Le toca a la Justicia decidir quién o quiénes son los responsables de este abandono tan extremo que logró acabar con su vida. Pero que este proceso no nos haga olvidar todos los derechos negados a esta pequeña criatura en su corta existencia. Y todos los subsidios, beneficios y planes que existen en este país y que no llegaron a Carolina ni a sus hermanos. A Carolina se le negó el derecho a la identidad, transitó sus poquitos años sin Documento Nacional del Identidad (DNI). Sus padres no la inscribieron, el Estado no la buscó… Carolina estaba muerta cuando el Estado reconoció su existencia legal como ser humano, brindándole un documento de identidad a la niña ya muerta. Su primer documento fue la partida de defunción. Carolina no tenía DNI ni tampoco sus otros cuatro hermanos que por ese entonces vivían con María Ovando (madre de doce hijos). Sin tener a sus hijos inscriptos ante el Registro de las Personas, María Ovando nunca pudo cobrar la Asignación Universal por Hijo, ni recibir el subsidio por madre numerosa que le correspondía, ni gestionar planes de mejora para su casa (que no tenía luz ni agua). Pero Carolina existía (subsistió mientras le dieron las fuerzas) bajo la mirada de aquellos que -como los médicos, las promotoras de salud, el intendente- sabían que pasaba hambre y frío. Pero pese a que las promotoras de salud y los médicos gestionaron la inclusión de la niña al Programa Hambre Cero, porque padecía una desnutrición severa evidente, esta no prosperó porque no tenía DNI. Carolina no existió para el Estado protector hasta el día en que murió. Por esta misma razón, tampoco tuvo la niña ni su mamá los beneficios del Plan Nacer (ahora Plan Sumar) que debería haberle garantizado controles médicos desde su nacimiento, tres controles médicos anuales hasta los tres años, un control anual hasta los seis, vacunación, examen odontológico y arreglo de caries a partir de los 6 meses, prestaciones de alta complejidad y cuidados intensivos para niños en situación de riesgo.¿Qué recibió Carolina? Por mes, su mamá retiraba un kilo de leche del centro de salud al que -dicen las promotoras- no llevaba a sus hijos para los controles. Y una cama cucheta que la Municipalidad entregó a la familia, cama donde dormían amontonados todos los hermanos.





Discussion about this post