POSADAS. Otro golpe al estilo “boqueteros” volvió a registrarse en la capital provincial. Esta vez, los delincuentes literalmente abrieron el techo de la oficina de una martillera pública para ingresar y llevarse unos 2 mil pesos en efectivo junto a una notebook.El episodio se registró durante la madrugada de ayer en un local emplazado sobre la avenida Francisco de Haro casi Ituzaingó, donde los ladrones se amañaron para abrir las chapas y luego romper el cielorraso de yeso.Al cierre de esta edición, efectivos de la comisaría seccional Tercera, del Comando Radioeléctrico y de la Dirección de Investigaciones de la Policía de Misiones trabajaban para esclarecer el robo.Una mala noticia“Me llamó un vecino que vive detrás de la oficina. Él escuchó los ruidos, entonces prendió las luces y hasta ‘chistó’ para que el ladrón huyera, pero no hubo caso”, le contó indignada a PRIMERA EDICIÓN Claudia Flores (33), propietaria del local ubicado en Francisco de Haro al 4500.Al parecer, todo comenzó alrededor de las 5.10 en ese lugar, donde funciona la oficina de Flores. El inmueble da al frente de la avenida y a un costado, en el mismo predio, existen varios departamentos de alquiler.Justamente uno de los inquilinos fue quien divisó a al menos uno de los delincuentes y trató de evitar el robo, pero el malandra no se dio por aludida. “Él llamó a la Policía, pero nunca apareció”, denunció la mujer, siempre según el relato del vecino.Para ingresar, los malvivientes literalmente abrieron las chapas del techo y luego agujerearon el cielorraso de yeso. “Es muy raro como entraron, doblaron todas las chapas. Tuve que arreglar todo enseguida por el temor a la lluvia”, agregó la martillera pública, quien contó que el “boquete” “no tiene más de medio metro, justo para que quepa una persona”.Ya adentro, el forajido recorrió el inmueble hasta dar con unos 2 mil pesos en efectivo que estaban guardados en un armario. También se alzó con una notebook HP, propiedad de Flores.Después de todo lo que pasó, el vecino dio aviso a la dueña por teléfono. Flores llegó cerca de las 6.30 y constató personalmente lo que había sucedido. “Ahí llamamos de vuelta a la Policía; esperamos un montón hasta que llegaron”, volvió quejarse la damnificada, quien aseguró no contar con sospechas de ningún tipo con respecto a los delincuentes.Al cierre de esta edición, efectivos de la Tercera y de Investigaciones trabajaban para dar con los autores del hecho. Hasta anoche no había resultados positivos, según señaló una fuente de confianza a este medio.Las expectativas con respecto a la investigación estaban centradas entonces en la posibilidad de reconocer a los malandras por las huellas dactilares que dejaron en la escena.





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