POSADAS. El Centro de Investigaciones Históricas Guillermo Furlong del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya encaró hace ya algunos años el proyecto de armar una colección histórica sobre las once reducciones jesuíticas que se erigieron en la provincia de Misiones. Cada reducción en un libro por vez, desde su fundación hasta el surgimiento como colonia, incluyendo los primeros años de su organización como tal, su desarrollo económico y evolución poblacional. Esta semana fue presentada la cuarta publicación. PRIMERA EDICIÓN entrevistó a los tres historiadores que estuvieron a cargo de la investigación: Liliana Mirta Rojas, María Angélica Amable y Cristian Javier Neris.“La Reducción de Concepción” es el cuarto libro de una colección que aún está en proceso… Sí, antes publicamos sobre las reducciones de San Ignacio, Loreto y Santa Ana y la colección abarcará las once reducciones jesuíticas que están en territorio misionero. No siempre somos los mismos autores pues este es un proyecto del Centro de Investigaciones Históricas Guillermo Furlong del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya. Liliana y yo (María Angélica Amable) estuvimos en estas cuatro primeras investigaciones. ¿Cuánto tiempo requirió la investigación previa a la redacción de cada libro? A veces no se consigue toda la información en forma inmediata y entonces eso hace que se postergue un poco más la redacción final de alguno de los textos. No obstante, como todo está dentro de la temática jesuítica que el Centro de Investigaciones Históricas investiga desde hace ya mucho tiempo. Más allá de eso, cada libro nos llevó una investigación de alrededor de dos años. ¿Sobre qué reducción publicarán próximamente? La de San José, la investigación ya está muy avanzada y tenemos prevista su publicación para principio del año próximo. Vamos definiendo sobre cuál nos vamos a dedicar buscando algún motivo peculiar o algo -como un aniversario- que está por ocurrir en el pueblo. A Concepción lo elegimos porque traerían el corazón del San Roque González. Las ediciones anteriores obedecieron también a hechos puntuales: la del Loreto porque era el aniversario de la Diócesis, la de San Ignacio porque se cumplía 400 años de su fundación y Santa Ana porque se anunciaba la inauguración del Parque Temático de la Cruz. ¿Hay poca investigación histórica en Misiones?No, hay muchas investigaciones históricas en nuestra provincia que se traducen luego en publicaciones. Sólo en el Centro de Investigaciones Históricas del Montoya venimos trabajando esta temática (y publicándola) desde 1979. También la Junta de Estudios Históricos ha hecho muchísimas publicaciones. Quizás lo que está faltando es lograr una mayor difusión de estas publicaciones, que llega a la gente. ¿Por eso eligieron un estilo de edición tan vistoso? La fotografía (a cargo de Fabricio Michelis) y la diagramación (a cargo de Marco Luz) ocupan un lugar importante en esta colección. Por supuesto que con este tipo de formato apuntamos a una mayor difusión, incluso en el circuito turístico. Esta colección no sólo apunta a los alumnos y docentes, sino a un público general y, particularmente, a los turistas. Originalmente, teníamos una idea que todavía la mantenemos y sostendremos a medida que avances los otros números. Cada vez que íbamos a un pueblo jesuítico nos encontrábamos con que no teníamos material… nuestra idea es que cada pueblo pueda ofrecer material sobre su historia y sobre la de los demás pueblos jesuíticos de la provincia para poder despertar el interés del visitante a conocerlos. Nuestra idea, entonces, es que cada pueblo informe sobre los demás, y se podrá concretar cuando publiquemos acerca de los once pueblos. No sólo hablamos de la necesidad de divulgar lo jesuítico sino toda la historia misionera tiene que divulgarse a través de este circuito. No obstante, creo esto se está logrando de a poco… lo notamos en la divulgación de la historia de nuestra provincia, que es otra publicación del Centro de Investigaciones Históricas, que es un texto muy utilizado en las escuelas y los docentes que ya va por su tercera edición. ¿Dejaron atrás algunas ideas con las que partieron esta investigación? Creo que no partimos con ideas equivocadas, pero sí esperábamos encontrar más datos sobre la vida cotidiana del pueblo de Concepción en las fuentes de aquella época. Por eso, no pudimos profundizar tanto como hubiésemos querido en algunos aspectos. La investigación no culmina en las reducciones jesuíticas, nosotros tratamos siempre de ver qué ocurrió después de la expulsión de los jesuitas con esos pueblos y cómo llegó hasta la actualidad. Ese aspecto es en el que profundizó Cristian Neris.¿Y cómo visualizaste ese proceso en Concepción?Neris: Me pareció importante retomar la investigación después de la expulsión de los jesuitas, la decadencia que padeció Concepción y luego la revalorización de la fundación de la colonia de Concepción. Fue uno de los pueblos más pujantes dentro del territorio hasta entrado los primeros años del siglo XX.¿Hay hoy una revalorización de lo jesuítico? Creo que sí. Está la Casa de la Cultura que funciona en el pueblo de Concepción que ofrece una muestra permanente de historia del lugar. Allí se puede encontrar todo lo que se logró rescatar de lo que estaba disperso en el mismo pueblo. Concepción tiene la peculiaridad -al igual que otros pueblos como Apóstoles- de que la colonia se trazó sobre la base del pueblo jesuítico y esto hizo que se pierda gran parte del patrimonio pues se utilizaron las piedras que quedaban de la reducción para la construcción de la nueva colonia. Esta conciencia de pertenencia a un espacio jesuítico está en proceso pero todavía falta, por eso es importante fomentar este tipo de publicaciones que permiten un diálogo con la historia; más trabajo con la escuela, los docentes y los niños. ¿Se enseña suficiente historia de la Misiones Jesuítica en la escuela?El tema está en la currícula.
En la primaria, está previsto dentro de la historia de Misiones, especialmente en cuarto grado. En la secundaria, con esta última reforma educativa, hay que dar toda la historia universal y argentina en sólo dos años. Esto dificultó mucho porque el docente quedó encorsetado en un tiempo escaso para desarrollar mucho contenido. Los contenidos de historia regional están previstos en la secundaria pero, como son los últimos en el orden, difícilmente llegan a darse. Este es un tema que preocupa mucho a los docentes de historia. Creemos que se debe disponer de un año entero para enseñar la historia regional que es la que nos vincula con lo nuestro.





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