RÍO DE JANEIRO. El Partido de los Trabajadores (PT) está en problemas. Cuando faltan apenas dos semanas para las elecciones municipales en Brasil, todas las encuestas coinciden en que el oficialismo está muy rezagado, y ni siquiera el carisma del ex mandatario Luiz Inacio Lula da Silva ni la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff parecen suficientes para evitar una fuerte derrota.Naturalmente desgastado tras años de crecimiento, desprestigiado por el juicio sobre el escándalo de corrupción del “mensalão”, enemistado con algunos aliados y más distanciado de una nueva clase media que comienza a prestar atención a cuestiones menos materiales, el PT se encamina al 7 de octubre a tener el peor desempeño de su historia en las capitales estatales.El botín más preciado, San Pablo, la mayor ciudad del país, está ya prácticamente perdido, mientras que en el Nordeste, uno de los bastiones del PT en la era Lula, los candidatos petistas luchan por acceder al ballottage. Hoy el oficialismo sólo tiene chances de ganar en primera vuelta en la verde Goiânia (centro).De nada sirvió que Lula, recién recuperado del tratamiento contra un cáncer y con toda la empatía popular a cuestas, saliera a hacer campaña por los aspirantes a alcalde, en algunos casos con apariciones más largas que los propios candidatos en la propaganda televisiva.Las alarmas partidistas se encendieron cuando Fernando Haddad, ungido por Lula para disputar la alcaldía de San Pablo, no logró despegar del tercer puesto en las intenciones de voto, incluso tras varios actos y anuncios televisivos con el ex mandatario.La presidenta Rousseff, que había decidido no participar de la campaña, tuvo que reconsiderar su postura, en las últimas semanas, ante los reclamos de la cúpula petista, que tenía la esperanza de que su popularidad del 75,7% pudiese revertir el dramático escenario electoral. Hasta hoy eso no ha surtido efecto.“No estamos en crisis, pero sí enfrentamos enormes dificultades en las grandes ciudades del país. La popularidad de Lula y de Dilma no es una cosa automática, no se puede transferir”, reconoció a LA NACIÓN Paulo Frateschi, secretario nacional de Organización del PT, para quien, de todos modos, el partido, seguramente, ganará en una mayoría de municipios menores.“Cada municipio tiene una dinámica particular y el gran proyecto democrático nacional no está en duda. El PT creció mucho desde el ‘85 (democracia), y hoy está presente en casi todo el territorio; es normal que haya un desgaste, fruto también de la mayor competencia”.





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