BUENOS AIRES (La Nación). Por falta de fondos propios, por trabas impuestas desde la Nación para endeudarse, porque deben pagar salarios con aumentos, porque la obra pública está frenada, por deudas con proveedores, por déficit antiguos que se abultan. Las combinaciones varían, pero resultan en un cuadro unívoco: más de la mitad de las provincias tienen sus cuentas en rojo y corren serio riesgo de cerrar el peor año financiero de la era cristinista.El fenómeno resulta llamativo por dos motivos: en primer lugar, porque la mayoría de los distritos con rojo en sus cuentas son kirchneristas y, por otra parte, hay que considerar que en los últimos días la Presidenta cuestionó a los gobernadores que manejan mal sus distritos y no dio señales de emitir ayuda alguna desde la Nación.“Si los recursos no son bien administrados en las provincias, pasa lo que les pasa a algunos. Hay que aprovechar los beneficios de un proyecto nacional y popular, y gestionar las 24 horas del día. Necesitamos que los responsables de las administraciones provinciales nos acompañen con gestión”, indicó la Presidenta, durante un acto en San Juan.Al tope del ranking de provincias con problemas de caja, aparece Buenos Aires. Daniel Scioli sabe que la pesadilla de no tener con qué pagar aguinaldos, y depender del humor de la Casa Rosada para poder hacerlo, podría repetirse. El déficit fiscal del primer semestre supera, y por mucho, lo presupuestado (acumula más de 8.000 millones de pesos y podría cerrar el año en $ 14.000 millones, frente a los $ 6600 millones previstos). Mientras espera que el Gobierno se apiade, Scioli tiene muchas urgencias.





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