BERNARDO DE IRIGOYEN. La permeabilidad de los controles migratorios hacia y desde Misiones permite el ingreso al país de criminales dispuestos a todo, para los que la vida pareciera valer nada. Bernardo de Irigoyen se asemejó ayer a esos pueblos del Lejano Oeste norteamericano, donde la única ley que se imponía era la del más fuerte.Un criminal de nacionalidad brasileña hirió de cuatro balazos a un cabo de la Policía de Misiones cuando, junto a otros integrantes de una patrulla del Comando Radioeléctrico de Irigoyen, intentó identificarlo.El uniformado, reconocido como Juan Carlos Duarte, de 34 años, permanecía ayer internado en el hospital Samic de Eldorado con cuatro heridas de arma de fuego.En un principio estaría fuera de peligro. Es más, en la mañana de ayer recibió la visita del subsecretario de Seguridad de la provincia, Julio Lentzken.Eran alrededor de la 1.30 cuando se produjo la balacera. El sospechoso vació el tambor de un revólver calibre 38, arrojó el arma y atravesó la frontera hacia Brasil.Ya en la localidad de Barracao, sacó otro revólver de similares características y abrió fuego contra una patrulla de la Policía Militar de Brasil, que lo seguía de cerca anoticiada de que había baleado a un policía en la vecina comuna misionera.En una carrera desesperada por despistar a los uniformados y refugiarse en busca de impunidad, el maleante ingresó en dos viviendas particulares.En la primera no tuvo suerte, pero en la segunda tomó de rehén a una pareja de ancianos.Estaba decidido a todo y seguramente, con nada para perder. Allí se refugió por espacio de ocho horas.La situación era tensa, quizás extrema. Por esa razón unos treinta efectivos de elite de la Policía Militar del vecino país rodeó la propiedad.Incluso, un especialista en secuestros extorsivos se hizo presente en el lugar y dirigió las tratativas en persona.Después de seis horas de negociaciones, la pesadilla terminó. El pistolero dejó salir a los cautivos y se entregó a los uniformados.Fuentes vinculadas a la causa indicaron que hasta un cura debió intervenir en las negociaciones para que el criminal desistiera de su accionar.Tras las primeras averiguaciones, el detenido fue identificado como Ivandro Rescarcate, más conocido con el alias de “Evandro Seco”.Una fuente consultada por este diario aseguró que es oriundo de la localidad brasileña de San Miguel do Oeste, situada a unos cien kilómetros de Dionisio Cerqueira.Pese a que “Evandro Seco” hirió de cuatro balazos al cabo Duarte, fue detenido y puesto a disposición de la Justicia de Brasil. En un principio, está acusado de los delitos de “resistencia a la autoridad, violación de domicilio y privación ilegítima de la libertad”.Fuentes de la Unidad Regional III, con asiento en Eldorado, indicaron que no se descarta que el detenido estuviera acompañado y todo apunta a que, solo o con cómplices, planeara dar “un golpe delictivo”, en jurisdicción de Bernardo de Irigoyen. TemibleSeis horas de intensas negociaciones fueron necesarias para que el temible Ivandro Rescarcate, alias “Evandro Seco”, dejara en libertad a los ancianos que tomó de rehenes y se entregara a la Policía Militar de Brasil.Eran alrededor de las 10.30 de ayer cuando la pesadilla terminó para las personas retenidas contra su voluntad en una vivienda de la localidad de Barracao.Antes, “Evandro Seco” había herido de cuatro balazos a un cabo de la Policía de Misiones, con prestación de servicios en Bernardo de Irigoyen.Llevaba dos revólveres calibre 38. Uno lo abandonó en la localidad misionera después de vaciar el tambor contra una patrulla del Comando Radioeléctrico de Bernardo de Irigoyen. Con el otro abrió fuego contra efectivos de la Policía Militar de Brasil, que iban tras sus pasos anoticiados de que había herido a un policía misionero.En esa desesperada huida ingresó en varias casas hasta que, acorralado, decidió tomar cautivos a los ancianos. Se entregó tras seis horas de negociaciones.





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