POSADAS. La médica cirujana Graciela Miriam Krieger, concejal reelecta de Leandro N. Alem, fue galardonada ayer en el acto organizado por la Federación de Colegios Profesionales de Misiones (Fecopromi), en el marco del Día del Profesional Universitario, como la profesional destacada del Colegio Médico de Misiones. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN repasó los logros de su carrera en Salud Pública y política. Además compartió algunos recuerdos de familia que datan de cuando vivía con sus padres y tres hermanos en el Inta de Cerro Azul. ¿Cómo fueron sus inicios en la medicina?Cuando terminé el colegio secundario me quería ir a estudiar a Buenos Aires, donde vivían unos tíos. Era el año 1976 y la opción que me dieron mis padres era Corrientes (Universidad del Nordeste). Estaba entre elegir medicina o abogacía. Me decidí por medicina. Cuando me recibí de médica empecé a trabajar en el Samic de Alem y también en la actividad privada. Recuerdo que íbamos a los puestos de salud en vehículos que no subían los cerros de frente, solo podían subir marcha atrás. Íbamos a Arroyo del Medio, a 18 kilómetros de Alem, a Almafuerte, Gobernador López, todo por caminos de tierra. Más tarde asumí como jefa del servicio de clínica médica. Ahí estuve en el pabellón de crónicos, que en ese momento estaba para descomprimir el pabellón de agudos, y muchas veces que daban internadas las personas en tratamiento de tuberculosos inyectable.En 1993 hice la especialización como médico legista. Más tarde asumí como gerente asistencial del hospital Samic (2003-2007) y en 2005 ingresé al Concejo Deliberante de Alem, donde soy concejal reelecta, con mandato hasta 2013. A partir de junio de 2010 desempeño el cargo de directora de Zona de Salud Sur, que abarca el departamento de Alem, Apóstoles, Concepción de la Sierra y Bonpland.¿Cómo analiza desde su trayectoria en el ámbito de la salud la relación médico-paciente?Ahora se terminó el paradigma del paternalismo médico, donde era el profesional el que decidía qué era lo mejor para el paciente. Hoy en día, siempre que el paciente esté lúcido, y podamos hacerle entender en qué consiste cada práctica médica, buscamos el consentimiento informado, ya que ninguna intervención se puede realizar sin informarle al paciente qué tiene, los efectos colaterales de tal o cual práctica médica, etcétera y la decisión del paciente es la que prima.¿Qué proyectos de ordenanza destaca de su carrera como edil de Alem?Uno de los proyectos más importante y también conflictivo tiene que ver con la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados (ordenanza 005 de 2005). Esa norma que apunta a la protección de la salud fue propuesta en consonancia a nivel nacional y provincial. Particularmente, el tema me toca de cerca porque en 2007 yo dejé de fumar.Es decir que vivió la experiencia en carne propia… Sí, y al dejar el cigarrillo son importantísimos los beneficios que uno logra con respecto a la salud, al ánimo, a recuperar la libertad. Porque si bien fumar está socialmente aceptado, una persona que es adicta es esclava, vive una enfermedad. Por eso ahora a todo el mundo les cuento que al dejar el cigarrillo uno recupera la libertad, puede pasar horas trabajando, en una reunión, en un curso, sin necesidad de tener que salir a fumar. Aparte por una cuestión de salud que tiene que ver con el autocuidado de cada persona.¿Qué recuerda de su infancia?Nací en mi casa, que estaba en el Centro Experimental del Inta de Cerro Azul, donde mi papá, Nicolás Krieger -ya fallecido- era administrador. Soy la mayor de cuatro hermanos -dos hermanos y una hermana- y según me contaron mis padres, el día que nací mi mamá estaba con una partera, como se estilaba antes, pero como no progresaba el parto lo mandaron a llamar al médico para que viniera a ayudarla. Mis hermanos nacieron en Alem.Y los recuerdos de nuestra primera infancia fueron los más lindos. Vivíamos a un kilómetro de los vecinos más cercanos. Caminaba cuatro kilómetros para ir a la escuela. Más de dos kilómetros iba sola y después se iban agregando los otros compañeros, que eran vecinos. Y lo más lindo cuando llegábamos a la escuela era que las maestras nos esperan con un mate cocido con galleta. Y las clases de música, me acuerdo que eran alrededor de un pocito de agua que tenía plantitas de menta.También recuerdo la rectitud, la forma de dar las clases y el apoyo familiar en casa para hacer las tareas, que nos daban para escribir las palabras veinte veces, y aparte mi padre nos hacía practicar caligrafía a todos los hermanos.¿Cuándo se radicó en Alem?Hasta quinto grado vivimos en el Inta, después mi papá comenzó a preocuparse por nuestros estudios secundarios, entonces nos fuimos a vivir a Alem. Ahí terminé la primaria y cursé la secundaria en la Escuela Normal 1, que es la primer escuela secundaria de Misiones. Y frente a esa escuela vivo. Dos hermanos viven en Alem y mi hermana en Posadas. Tengo cinco sobrinos y una sobrina nieta. Mi mamá, Emilia Liszka, es pensionada, integró durante años de la Comisión de la Ajuperla (Asociación de Jubilados y Pensionados de Alem) y, por ser de ascendencia checoslovaca está colaborando con la colectividad en la Fiesta del Inmigrante de Oberá.





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