BERNARDO DE IRIGOYEN. Las múltiples restricciones cambiarias aplicadas por el Gobierno nacional para evitar la salida de divisas del país no alcanzan para frenar a los habitantes de las zonas de frontera, que buscan hacer rendir sus ingresos de la mejor manera y no dudan en cruzar al país vecino cuando hay una diferencia que resulte favorable, como viene ocurriendo en las últimas semanas en esta localidad.“Están comprando casi todo lo que es canasta familiar, así de esa forma buscan equilibrar la balanza, rebuscándose con mejores precios enfrente, en Dionisio Cerqueira (Brasil). Esa es una realidad y les conviene por más que deban recurrir a comprar dólares o reales a los cambistas o ‘arbolitos’ -como son popularmente conocidos-, igual la gente está pasando a Brasil”, indicó el intendente de Bernardo de Irigoyen, Edgardo Aquino, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.Hace unos meses, favorecidos por el cambio, los brasileños visitaban en forma masiva los comercios locales, cuyos propietarios se ilusionaban con hacer proyectos e inversiones a mediano y largo plazo para seguir atrayendo a los vecinos de la región. “Se trabajó muy bien, al punto de que muchos iniciaron ampliaciones y otros empezaron a construir nuevos locales, hasta hubo interés de algunos comerciantes y empresarios de otras ciudades en venir a establecerse, pero todo eso ya pasó. Muchas de esas obras quedaron paralizadas, sin concluir, porque ya no les conviene a los brasileños venir a comprar acá, ni siquiera por combustible, aparecen esporádicamente para algún feriado o fin de semana largo”.Los billetes brasileños se consiguen con los “arbolitos” de Irigoyen en 3,40 a 3,50 pesos por cada real y, pagando a ese precio, “igual hay muchos productos -principalmente comestibles- que son más baratos allá”, apuntó Aquino.La carne de vaca en Dionisio Cerqueira se puede comprar a partir de 8,90 reales el kilogramo de un corte de costela o alcatra a 19 reales. El kilo de pollo cuesta 4,59. Una lata de cerveza, en el segmento de primera calidad, marcas conocidas, de 350 mililitros, se consigue desde 1,09 real a 1,29.El jefe comunal de Irigoyen apuntó que la caída de compradores brasileños repercutió en la recaudación, en el pago de impuestos, que prácticamente se paralizaron.Pozos con poca aguaPor otro lado, Aquino anticipó que están haciendo gestiones para mejorar el servicio de agua potable de esa ciudad debido a que la sequía del último verano afectó a varias de las perforaciones que no pudieron recuperarse. “La situación es grave porque dependemos de las lluvias, ya que nuestra represa se nutre de las vertientes que están al costado de la ruta 101. En los últimos días empezó a sentirse la falta de agua. Actualmente funcionan sólo tres pozos, que fueron parches y ayudaron a sobrellevar la situación pero hay que hacer algo más grande”.En cuanto al paso de los camiones a través de la aduana de Irigoyen con destino a diversos puertos de Brasil, que había generado diversos inconvenientes por las largas filas, de muchos kilómetros, Aquino explicó que “mermó un poco la afluencia, pero siguen las cola. Se está buscando una solución para que puedan esperar en otro lugar”. Free shop en Dionisio CerqueiraLa ciudad brasileña de Dionisio Cerqueira (estado de Santa Catarina), que limita con la con Bernardo de Irigoyen, tiene previsto instalar un nuevo “free shop” para que los turistas argentinos puedan adquirir mercaderías libres de impuestos. ¿La razón? Se trata de otra reacción de los países limítrofes a las fuertes restricciones que existen en Argentina por el cepo al dólar, publicó ayer el sitio digital fortunaweb.com.ar Dionisio Cerqueira pasará a ser una de las 28 “ciudades gemelas” (que limitan con localidades de otros países, como Foz do Iguazú o Uruguayana) que podrían transformarse en un polo de atracción turístico-comercial si prospera la iniciativa que ya cuenta con la aprobación del Senado brasileño.Para que el proyecto pase a ser efectivo, resta la aprobación en Diputados, la promulgación por el Poder Ejecutivo y la reglamentación por parte del Ministerio de Hacienda y la Receita Federal, equivalente a la AFIP en el país vecino. La senadora brasileña Ana Amélia fue la autora del proyecto.





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