POSADAS. Fabio Zembrunski (44) mira y todavía no lo puede creer. La lluvia de piedras que cayó sobre su casa lo destruyó todo, desde el automóvil de su hijo hasta los platos de la cocina.El salvaje episodio sucedió en la madrugada de ayer en el barrio Jardín, al sur de la capital provincial, y tuvo como víctima a una familia que, “sin comerla ni beberla”, sufrió graves daños materiales.“Destrozaron ventanas, espejos, platos. Al auto de mi hijo le rompieron todos los vidrios y hasta le abollaron los parantes a piedrazos. Le decíamos que pararan, que teníamos un bebé acá, pero seguían”, cuenta Zembrunski sobre la madrugada de miedo que vivió en su propia casa, ubicada en Laureles y Humberto Pérez.Comenzó cerca de las 3.30 después de un pleito entre un grupo de jóvenes que festejaba un cumpleaños en una casa vecina. “Se armó una gresca con gritos y todo, y salimos a ver qué pasaba”, le relató a PRIMERA EDICIÓN Gerardo (23), hijo de Fabio, quien vive en la casa junto a su madre, su hermano, su cuñada y su sobrino de apenas un mes.El joven contó que salieron e intentaron calmar los ánimos, pero fue imposible. “Estaban alcoholizados o drogados. Muchos gritaban, pedían auxilio y hasta querían refugiarse en nuestra casa”, relató Gerardo. En medio de la tremenda gresca y como la familia intentaba pacificar el conflicto, los inadaptados dirigieron su mirada a la casa de los Zembrunski y comenzaron a atacarlos con una interminable lluvia de piedras, ladrillos, palos y botellas. Apenas salió, Gerardo fue atacado por unos veinte jóvenes y debió refugiarse en la casa de otro vecino. “Me pegaron tanto que se me adormecieron las piernas. Eran entre 20 y 25 personas las que atacaban”, comentó. La salvaje agresión duró eternos quince minutos. Por miedo a que llegara la Policía, los irascibles se alejaron algunos metros. Después, como las patrullas todavía no llegaban, reiniciaron el ataque. Recién cuando un móvil de la Decimoquinta arribó a la escena, minutos después, el grupo de violentos huyó a la carrera y se perdió en una zona de malezas.El fiel testigo de lo que fue el ataque -que milagrosamente no dejó heridos- es el automóvil VW Gacel de Gerardo Zembrunski. Como se ve en la foto, quedó totalmente destruido. Los ladrillazos hasta abollaron la chapa del rodado y destrozaron los parabrisas.Un “mensaje”“Teníamos mucho miedo de que entren y puedan hacer algo peor, pero afortunadamente no lo lograron”, suspiró Fabio. Según las víctimas, cuando se marchaban y tras aterrorizar a todos con el incidente uno de los forajidos amenazó: “¡Así van a conocer a ‘La 14 de Mini City’!”. Por eso, los vecinos creen que se trataría de una de las tantas bandas juveniles que no hacen más que despertar el temor de los vecinos.





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