POSADAS. Marcado malestar se generó en la Capital provincial entre los consumidores que empezarán a ser controlados por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP ) por cada compra de más de 1.000 pesos que realicen. Es que según una disposición de 1998, pero que hasta hace dos semanas no había una exigencia tan pronunciada, la AFIP controla a los clientes que realizan compras principalmente en los supermercados donde se suele abonar en efectivo, siempre y cuando el monto supere los 1.000 pesos. En esos casos, los comercios tienen la obligación de consignar los datos de los compradores que después quedarán a disposición de los inspectores. Ante ello, muchos comercios buscan evitar incomodidades en el cliente y dan la opción de dividir la compra en dos, utilizando dos tickets.Negociar en las paritarias“Esto no hace más que desalentar el consumo, además de sembrar temor por sentirse vigilados. En la práctica se van a cortar los tickets, es inevitable”, señaló Carlos Dorazi, cuyo rubro si se quiere es el menos afectado por la norma ya que “en nuestro caso no hay mucho problema porque como no hacemos operaciones al contado, hace muchísimos años que no hacemos, y como el sistema de tarjetas de crédito está dentro de ese control no hay problemas”, se explayó.Dorazi coincidió a su vez con el vicepresidente de la Cámara de Comercio e industria de Posadas, Mario Fabián Ortigoza, al respecto de que la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) “pidan desde 2010 elevar el techo de compras de ticket de consumidor final”. Para Ortigoza “la CAC y la Came deberían velar por las ciudades chicas, por los pequeños comercios y reclamar en las paritarias que el techo de consumidor final se eleve a 10 mil pesos y que ese monto sea móvil y consecuente con la inflación”, analizó. “Lo que está pasando en la realidad es que juntar 1.000 pesos es muy difícil, pero gastarlos no cuesta nada. Es tedioso hasta para nosotros esto que está pasando, porque en la realidad tendría que tener un personal aparte que lleve los registros o darle más carga horaria”, analizó.Tanto para los comerciantes como para los clientes consultados “la medida no sólo atenta al consumo, sino que no tiene nada de democrático, ya que parece que tenemos que rendirle cuentas a un Estado que a nosotros no nos rinde cuentas para nada”, señaló Catalina después de poner el grito en el cielo cuando al hacer sus compras en un conocido hipermercado tuvo que pasar a dejar sus datos.“Como ciudadana me siento absolutamente perseguida. Esto es una cosa que nunca se vio, ni cuando regía la dictadura”, cuestionó la mujer.





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