POSADAS. Hoy se celebra el Día del Peluquero en homenaje a Pendulio Gandulfo asesinado en 1845 a pedido del rey de Roma. Se incorporó a la Corte Romana como peluquero del rey, con título de nobleza, y era encargado de cortarle el pelo a toda la realeza. Una vez fallecido el rey, el nuevo monarca ordena la destitución del peinador-peluquero. Cuando un rey le brinda el título de nobleza a una persona no se puede quitar, porque es para toda la vida, muere con ese título. Entonces para destituir totalmente al peluquero lo manda a matar un 25 de agosto de 1845.Casi 25 años de profesiónEl peluquero posadeño, Roberto Rusnok, compartió apreciaciones sobre la profesión y reflejó esa pasión a la que califica como “algo de artesanal incorporado. Pero en nuestro caso hay que ir alentándolo con la habilidad de cada uno e ir sacando ese don, para que vaya creciendo y ayudándolo con ciertos cursos, técnicas que se van descubriendo. Por ejemplo con la parte de colorimetría donde se va jugando con los colores. Año a año se va sumando a la profesionalidad”, contó con orgullo. La pasión, heredada de su padre, nace en 1982. “Cuando tenía trece años empecé a trabajar en una peluquería como cadete, barría los cabellos. Ahí fui creciendo, la persona que me contrató me tomó estima y ahí comencé a trabajar”. Acompañado por su familia como pilar fundamental de su crecimiento profesional, Rusnok muestra con mucho orgullo que la descendencia familiar continúa en marcha ya que su hijo Roberto lo acompaña en la peluquería. “La columna de todo es mi familia, lo más grande que tengo es saber que mi hijo está hace un año más o menos conmigo, lo lleva adentro y va mamando la profesión. Gracias a Dios se da que me complemento con mi hijo y mi esposa que está en el salón todo el tiempo. Vamos trabajando y esto lo hicimos prácticamente solos, como todo trabajador”, reflejó al mostrar su entorno familiar que se mimetiza con la labor profesional. Las peluquerías son lugares donde damas y caballeros van en busca de un nuevo look o mantener una línea, pero también es el lugar donde se pasa una buena parte del tiempo y allí comparten secretos, charlas y hasta se convierte en una especie de desahogo emocional. Entonces, Rusnok explicó que además de ser peluquero y sugerir estilos, “somos un poco psicólogos, amigos, contenemos a nuestros clientes. Lo fundamental además de brindarle satisfacción en la estética, es brindarle un lugar agradable y armonioso”.Desde hace 15 años cuenta con su propia peluquería en el pasaje Pay Tuyá y Lavalle, desde allí se impulsa en un progreso que lo distingue por su profesionalismo, buena atención y calidad. “La humildad es necesaria para crecer en esto y en todo sentido. La gente la usa muy poco, el sentido común es fundamental. Porque se puede escalar hasta un cierto punto, pero si vos perdiste la humildad y no recordás de donde viniste, es estar perdido”, dijo este misionero que destaca la nobleza de la gente por sobre todas las cosas.




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