OSLO, Noruega (AFP-NA). El ultraderechista Anders Behring Breivik, juzgado por la muerte de 77 personas, pasará gran parte de su vida en la penitenciaría de Ila, reformada con grandes medidas de seguridad para poder acogerle, independientemente de que hoy sea condenado a la cárcel o al internamiento psiquiátrico.El gran interrogante en el proceso se centra en su salud mental. Ante informes psiquiátricos contradictorios, la Justicia noruega debe decir si el extremista de derechas es penalmente responsable de sus actos o no. En cualquier caso, por motivos de seguridad, el asesino deberá cumplir su pena en la cárcel de Ila, a una docena de kilómetros de Oslo. “Estamos listos para acoger a Anders Behring Breivik sea condenado a la cárcel o al internamiento psiquiátrico”, declaró su director, Knut Bjarkeid.Para acoger al autor de estos crímenes de una magnitud sin equivalentes en Noruega desde la Segunda Guerra Mundial, la cárcel ha iniciado discretamente grandes obras que incluyen la construcción de un mini-hospital psiquiátrico.Si el extremista de 33 años fuera condenado el viernes a un pena de cárcel, podría encontrarse en dependencias muy similares a las que ocupa desde su detención, separado del resto de los prisioneros, al menos en un futuro cercano.En Ila, dispone de tres células de unos ocho metros cuadrados cada una, una destinada al ejercicio físico con aparatos de musculación y otra transformada en zona de trabajo con un ordenador portátil sólidamente pegado al despacho.El ordenador no está conectado a Internet para evitar los intercambios con el mundo exterior pero, según el tabloide Verdens Gang (VG), contiene una versión offline de la enciclopedia Wikipedia. “Es una máquina de escribir mejorada”, explicó a AFP un responsable de la administración penitenciaria, Ellen Bjercke. “No es seguro que Breivik, que dice querer escribir libros desde la cárcel, pueda conservar este ordenador después de su condena”, precisó.En mayo, VG desató una polémica al afirmar que la dirección de Ila contaba pagar a personas para hacerle compañía a Breivik, por ejemplo para jugar al ajedrez con él, para romper un aislamiento que podría ser condenado por la Corte Europea de Derechos Humanos en Estasburgo.





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