PUERTO IGUAZÚ. El automóvil en el que circulaban las víctimas recibió por lo menos una docena de impactos de bala. Esa es la imagen más elocuente que dejó el enfrentamiento a tiros entre un policía y dos delincuentes que emboscaron el automóvil en el que un empleado del Parque Nacional Iguazú trasladaba el dinero de la recaudación.El hecho sucedió ayer por la mañana, en el camino de acceso al Área Cataratas y, ante la resistencia del efectivo, los delincuentes optaron por abandonar la escena y escabullirse en la espesura del monte.Los ladrones, que actuaron sin mediar palabra y dejaron abandonada la motocicleta en la que circulaban, eran intensamente buscados anoche por efectivos de todas las dependencias cercanas.Ante el tremendo intercambio de proyectiles, el policía y el empleado de la concesionaria del Parque sufrieron heridas de arma de fuego pero milagrosamente se encuentran fuera de peligro.Un infierno de plomoEl episodio sucedió alrededor de las 11.30 de ayer en el camino de acceso al Área Cataratas, a unos 500 metros de la intersección con la ruta nacional 101.Por ese lugar circulaba un Chevrolet Meriva gris en dirección a Iguazú, conducido por un empleado de 45 años de la firma UTE “Iguazú Argentina”, a cargo de la concesión del Parque Nacional.El conductor, quien pertenecería al sector de Tesorería de la empresa, viajaba acompañado de un agente de Policía de 27 años, quien estaba vestido de civil y cumplía servicios de seguridad, ya que en el automóvil llevaban una importante suma de dinero que no trascendió y que pertenecería a la recaudación en concepto de entradas al Parque.Al llegar a un reductor de velocidad, el empleado aminoró la marcha. Según contó luego a sus colegas, en ese momento al efectivo le resultó sospechosa la presencia de dos hombres a la vera del camino, quienes aparentemente simulaban arreglar una motocicleta.Cuando el policía intentó advertir al empleado, ya fue demasiado tarde. De imprevisto, los dos delincuentes extrajeron armas de fuego y, a una distancia de quince metros, desataron una verdadera lluvia de plomo que milagrosamente no terminó en una masacre.Rápido de reflejos y según lo que contó luego, el agente se bajó y se parapetó detrás de la puerta del acompañante. “Retrocede que yo te cubro”, le dijo al conductor, según fuentes cercanas al caso. Con el automóvil en marcha atrás, el policía se echó cuerpo a tierra y continuó disparando contra los forajidos.El intercambio duró varios minutos y transformó la escena en un infierno de proyectiles. El fiel reflejo es la fotografía del Meriva: en el automóvil quedaron marcados una docena de tiros que reventaron el vidrio del acompañante y “picaron” el capot y el parabrisas.La tenaz resistencia del policía finalmente puso en fuga a los delincuentes, que sorprendidos por la inesperada respuesta dejaron abandonada la motocicleta en la que circulaban y huyeron hacia el monte sin llevarse nada.Recién cuando terminó la balacera y la adrenalina disminuyó, el efectivo cayó en cuenta de lo que había sucedido y se percató de que tanto él como el empleado habían sido alcanzados por proyectiles.El agente sufrió un impacto en la zona derecha del tórax, pero afortunadamente los estudios revelaron que no sufrió lesiones de riesgo. El conductor, en tanto, sufrió un disparo en la zona izquierda del tórax y otro en la zona derecha, ambos a la altura de la clavícula. Milagrosamente tampoco tiene riesgo de vida y ambos tienen para unos veinte días de curaciones.Por las marcas que quedaron en el Meriva, los investigadores suponen que los malandras dispararon con armas de bajo calibre. Ayer se hablaba de revólveres calibre 22 o 32, aunque una fuente bien informada reveló que los delincuentes podrían haber atacado con pistolas calibre 11.25. Lo único cierto era que ambos abrieron fuego.Sobre la moto, trascendió que se trata de una Kenton de 150 cc. sin patente colocada. El modelo es muy común en Paraguay y hasta tenía pegadas calcomanías con símbolos propios de aquel país. No obstante, una primera hipótesis indica que los ladrones podrían ser de la zona y “rescataron” la moto hace pocos días.Con respecto a los ladrones, las víctimas describieron a uno de ellos de tez morocha y contextura media, al igual que el otro, pero de tez trigueña. Ambos vestían pantalones de jean y gorras, medían unos 1,70 metro de altura. Uno tenía una remera roja y el otro, una clara, entre blanco y celeste.Esa caracterización también fue reiterada por varios vecinos y transeúntes de la zona, quienes aseguraron ante la Policía haber visto en la zona a la pareja de delincuentes, simulando sacarse fotos o reparando la motocicleta.“Un grupo importante de todas las comisarías de la zona está trabajando en el lugar para dar con los sospechosos”, afirmó anoche en diálogo con este medio el oficial principal Francisco Encina, de la comisaría seccional Primera de Puerto Iguazú.





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