LONDRES (diario El País). En medio de la grave crisis diplomática que ha provocado su obtención del estatuto de asilado político, bajo la cobertura del Gobierno de Ecuador, Julian Assange se dispone a comparecer públicamente hoy a media mañana en la embajada del país latinoamericano en Londres. Los portavoces de Wikileaks no han precisado si lo hará desde una ventana o apostado en el marco de la puerta de entrada a la legación, porque traspasar siquiera un centímetro el perímetro de la legación significaría su automático arresto por parte de la Policía británica. La expectativa es enorme cuando la compleja situación del ex hacker australiano, de 41 años, apunta a un desenlace incierto y muy dilatado en el tiempo, según admite el propio secretario del Foreign Office y primer ministro en funciones, William Hague. Assange es desde el jueves un asilado que no puede huir de la sede diplomática hacia Ecuador sin traspasar territorio británico y, por lo tanto, ser detenido y extraditado a Suecia. Su caso ha envenenado las relaciones entre el Reino Unido y el gobierno de Rafael Correa, ambos objeto de crítica por parte del grueso de la prensa británica por el modo en el que han gestionado la crisis.Los diarios nacionales han cargado contra la decisión de Quito por considerar que Assange no requiere de una protección especial y en cambio sí está obligado a presentarse ante la Justicia sueca para ser interrogado sobre cuatro presuntos delitos sexuales, que no son de índole política. Dado que el país nórdico es una de las democracias más desarrolladas del planeta, subrayan, sus derechos e integridad física están garantizados. Si Estados Unidos pretende presentar cargos contra él, argumentan además medios como The Guardian o The Independent, no se entiende porqué no ha solicitado la extradición al Reino Unido, un país aliado y especialmente comprensivo hacia los intereses de Washington. Las autoridades británicas tampoco se salvan de la censura de los medios del país, que han visto como un traspiés impropio del Foreign Office la amenaza que profirió de irrumpir en la delegación, violando su condición de territorio diplomático. Si bien es cierto que el Acta sobre Recintos Diplomáticos y Consulares, aprobada en 1987, avalaría esa drástica acción, las consecuencias de saltarse a la torera la Convención de Ginebra sólo resultaría contraproducente.El ex embajador en Rusia (2004-8) sir Tony Brenton ha declarado que revertir de forma “arbitraria” el estatus diplomático de la embajada de Ecuador haría la vida “imposible” para los representantes del servicio exterior del Gobierno británico.





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