BUENOS AIRES (Diario digitales). El naturalismo, el gesto oportuno, la observación cálida y una narración espontánea de los sentimientos y de lo doméstico fluyen en las 200 imágenes captadas a lo largo de cincuenta años por la fotógrafa Sara Facio que, a partir de mañana, se podrán ver en una retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta dentro del XVII Festival de la Luz, cuyo tema es “La pasión”.Las fotos prohibidas por gobiernos de facto, las inéditas -conservadas meticulosamente-, aquellas que dieron la vuelta al mundo y las que ya son representaciones icónicas en el imaginario colectivo se muestran en una antológica exposición guiada, sin dobleces, por un sólo señuelo: la pasión de Facio por la fotografía.“Cuando Elda Harrington -curadora del festival- me dijo que el tema es la pasión le pregunté ¿la pasión por quién? Bueno, me respondió, por el deporte, por el amor, por los viajes. Mi única pasión es la fotografía, le contesté y ésta es una exposición con las fotos que a mí más me gustan”, dijo Sara Facio (Buenos Aires, 1932), la mujer que dedicó una vida a este arte, no sólo como fotógrafa, sino como curadora, editora y galerista.“No pensé que podía quedar tan bien”, se alegra Facio -con su mirada de escáner- sobre el resultado del trabajo de los curadores Renato Rita y Elio Kapszuk que travistieron los blancos muros de sala Cronopios en un recorrido fotográfico y testimonial desde los tempranos 60 hasta 2010.Lo primero que impacta es una pared tapizada con decenas de fotos de escritores, aquellos que la misma Sara se encargó de contactar porque estaba convencida -y no se equivocó- de que “era gente interesante y tenía que quedar registro de esas personalidades”.Y recuerda contundente: “No era un trabajo, yo lo elegía, a todos los elegía. A mí no me llamó Neruda, ni Borges, ni Gambaro para sacar una foto, los llamé yo a ellos”.Sola, bajo una perfecta luz, cuelga la fotografía icónica de Julio Cortázar con un cigarrillo en la boca, mientras que del lado derecho hay una serie con descontracturadas expresiones del escritor, incluso a las carcajadas en un sillón con un jovencísimo Gabriel García Márquez.El reconocimientoUno de los grandes reconocimientos se da con la serie de Escritores de América Latina donde Facio captó gestos absolutos y destellos de intimidad de Borges, Sara Gallardo, Alejandra Pizarnik, Ernesto Sábato, Juan Rulfo, Octavio Paz, Olga Orozco, Arturo Jauretche, Mario Vargas Llosa, Leopoldo Marechal, Carlos Fuentes, Isabel Allende y Alejo Carpentier.La serie de Pablo Neruda, con quien convivió un mes en su casa de Isla Negra, fue para la fotógrafa “una de las grandes satisfacciones personales, fue amor a primera vista”, confiesa. Y la clave para ese acercamiento profundo que pone en evidencia un aspecto inconfundible de su retratado es “una actitud que tiene el fotógrafo, cuando miras a la gente como personas y le sonreís, se quedan, tranquilos”.Facio siente que está “fijada en los retratos de gente famosa” y eso la hizo dudar sobre la idea de exponer. “Me negué en un principio porque pienso que mis fotos son muy conocidas, por eso, puse como condición exponer muchas fotos que nunca había expuesto. Tengo miedo que la gente se aburra de las mismas fotos”, reconoce.Ese requisito se materializa en los rostros del dolor y la pobreza de “Humanario”, “son fotos prohibidas en el gobierno de Onganía porque los temas desagradables no eran políticamente correctos”, desliza. También maravilla la serie sobre los que miran obras en museos del mundo en “Por amor al Arte” (1960-2005) y “Buenos Aires, Buenos Aires” con instantáneas de la vida porteña.Testigo en primer plano, Sara Facio también registró los trágicos hechos en Ezeiza ante el inminente retorno de Perón al país.





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