POSADAS. La comunidad de San Antonio no tardó en reaccionar ante la reciente decisión del obispo de la Diócesis de Posadas, Juan Rubén Martínez de efectuar el traslado de su actual sacerdote, el padre Julio Freitag de forma “tan apresurada”, tal como señala el manifiesto que se ocuparon de difundir para expresar su “descontento y disconformidad” al respecto. El problema no es el “cambio” puntualmente, ya que reconocieron en charla con PRIMERA EDICIÓN que entienden que “estas cosas suceden a menudo” y en general “tratamos de mostrar obediencia a las decisiones de este tipo; lo que cayó mal fue la forma apresurada en que se efectuará el traslado, ya que este sábado celebrará su última misa en San Antonio y al día siguiente ya entrará en funciones como párroco de la parroquia “Cristo Redentor” de Jardín América”, señalaron. En sintonía, el duro manifiesto que hicieron llegar a esta redacción, carga las tintas contra el Obispo Martínez por no responder al pedido de audiencia que tramitaron no bien se enteraron del cambio.“¿Monseñor, no pensó en nosotros? ¿No pensó en la persona de su sacerdote? Aún más, ¿ni pensó en la persona de la Madre del Padre Julio, operada, postrada que cuenta con el apoyo de su hijo y comunidad, para poder recuperarse?”, cuestiona el texto del manifiesto. La desazón tiene varias aristas y la comunidad de San Antonio no puede entender de otra manera los motivos de un traslado tan urgente. En cualquier caso no es la primera vez que pasa algo similar en la Parroquia donde los sacerdotes llegan para cumplir con un plazo establecido y la mayoría se ha ido sin hacerlo, ejemplos son los casos del Padre Belgrano y del padre Barros, quien es también otro de los sacerdotes que fueron designados para estar al frente de otras parroquias. Coincidentemente la remoción del prebistero Alberto Barros fue otro de los traslados que fueron tomados con sorpresa. Inclusive cuando fueron públicos los cambios, las redes sociales se hicieron eco de las críticas por la decisión de Martínez. Frecuentes interrupciones“Nuestra comunidad desde hace un tiempo, viene sufriendo interrupciones en su camino pastoral debido a que los sacerdotes que se nos asignan no pueden, por distintos motivos, cumplir con el ciclo de permanencia propuestos en los Decretos de Toma de Posesión que se les entrega y son leídos ante la comunidad que los recibe, y es testigo del compromiso que asumen, confiados en que se cumplirán los tiempos establecidos.Monseñor, ¿por qué no puede dejar que sus sacerdotes culminen una etapa en la comunidad asignada? ¿Por qué continuamente los destierra? ¿Para qué su discurso entonces de: “Sacerdotes amen a sus comunidades, mézclense con ellas, conózcanla, recórranla; comunidades cuiden a sus sacerdotes, ayúdenlos en las distintas pastorales, recen por ellos para que sean santos e irreprochables”, si usted así no los está cuidando?”, fustigaron. “Inesperado y brusco”“El lunes 30 de julio, dispuestos a emprender nuestras tareas cotidianas, nuestras actividades semanales después de haber compartido la Eucaristía y de recibir las enseñanzas de Cristo a través de la Palabra celebrada en comunidad el domingo por la noche, nos enteramos por distintos medios que nuestra parroquia una vez más sufriría un cambio brusco, inesperado: nuestro párroco, nuestro guía y pastor, deberá abandonar en un lapso de escasos diez días su comunidad, su rebaño, sus ovejas y todo el proyecto pastoral en plena marcha, una agenda con múltiples actividades programadas, para hacerse cargo de otra comunidad, ¡que contaba con Párroco y Vicario!”, cuestiona el texto difundido por la comunidad de San Antonio que otra vez debe despedir tempranamente a su párroco.





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