POSADAS. Un grupo de vecinos que reside en los barrios más próximos a la avenida 147, principal vía de acceso a Itaembé Miní, denunció ante este medio los problemas que trae aparejada la falta de alumbrado público que se viene sucediendo desde hace varias semanas, lo que deja a oscuras varias cuadras.“Ya hicimos los reclamos a Emsa, una vez vinieron y arreglaron pero eso duró solamente un par de días, después volvió a cortarse el suministro en todo ese recorrido. Es insólito que la propia comisaría no tenga luz al frente, porque el problema arranca en la Escuela 808 y se extiende hasta la Escuela 826, lo que serían unas seis cuadras, más o menos”, explicó a este medio Roselina Ramírez.Además de los establecimientos educativos, también quedan a oscuras por falta de alumbrado público el cajero automático, la delegación del IPS, la iglesia, el Centro de Documentación Rápida (CDR) y varios comercios que se instalaron en la zona en los últimos meses, como una panadería y una farmacia, entre los más afectados, que también ven disminuidas sus ventas en horario nocturno por esta problemática.Al cajero, acompañadosLos vecinos señalaron que resulta “inconcebible que uno tenga que ir al cajero automático a retirar plata o a cobrar como ahora, acompañado de otro que se quede mirando que nadie venga, porque allí adentro sí hay luz, pero es una boca de lobo, imposible de que haya pasado tanto tiempo y no solucionen el desperfecto. Sabemos, por lo que nos dijo un vecino que trabaja en Emsa, que no tienen los elementos necesarios para reponer lo que se ha destruido, pero tampoco podemos esperar a que tengamos que lamentar algún asalto, robo o lo que sea por algo que se puede arreglar”.María Alfonso, a su turno, contó que a partir de la falta de alumbrado público “tengo que acompañar a mis hijas a tomar el colectivo, porque a la mañana temprano, cuando van a la escuela, todavía no clarea y el lugar es muy peligroso”. Incluso, Alfonso aseguró que “ya hubo varios casos de arrebatos de mochilas y celulares en la misma parada de colectivos a los chicos. No se puede ir a la farmacia cuando uno necesita un remedio ni a la panadería tranquilo, uno lo hace porque no queda otra, temiendo que pueda pasarle cualquier cosa, como ya ocurrió, por monedas nada más”.




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