POSADAS. La esperanza que sostiene a los familiares y amigos es que Marcelo Paz (46) continúe su recuperación de manera favorable y finalmente pueda prestar declaración ante la Justicia para esclarecer de manera definitiva qué sucedió esa madrugada.“Marcelo se acuerda de todo, cuando se recupere va a declarar y ahí se van a dar cuenta de que yo no inventé nada”. El que habla es Carlos Gómez (54), el amigo que fue detenido junto a Paz durante los primeros minutos del sábado 16 de junio, el mismo que denunció que al artesano lo golpearon violentamente en la comisaría seccional Tercera y lo dejaron sin asistencia médica por más de doce horas.Después de recibir los peores pronósticos y de mantenerse al borde de la muerte, la víctima abrió los ojos la semana pasada en el hospital Madariaga. Su recuperación parece un hecho y, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, su amigo sostuvo que recuerda absolutamente todo lo que pasó y se lo va a contar a las autoridades próximamente.Una grave denunciaEl caso trascendió a mediados del mes pasado y generó conmoción cuando se supo que Paz estaba internado en gravísimo estado luego de un confuso episodio registrado en la Tercera, sobre avenida Uruguay.El hecho, por el que el magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de Posadas inició una profunda investigación, tuvo como denunciante y principal testigo a Gómez, quien relató los pormenores del episodio a este medio.Carlos vive en Tucumán desde hace un buen tiempo, en principio gracias a una pensión graciable que recibe debido a las múltiples discapacidades que sufre. “Soy epiléptico, tengo asma crónico y descalcificación de huesos. Tengo el cien por ciento de discapacidad, ¿a quién puedo amenazar yo?”, se pregunta todavía indignado por lo que contará luego.Hace unos siete años el hombre vino a conocer Misiones y quedó fascinado. Desde ese momento visitó la provincia varias veces. En una de esas oportunidades, cinco años atrás, conoció y se hizo amigo íntimo de Paz.Después de un año y medio sin volver a Posadas por una operación, Gómez regresó en colectivo el jueves 14 de junio por la noche. Al día siguiente se reencontró con Marcelo.“Fue a eso de las 18.30, antes de que se largue una tormenta tremenda. Nos encontramos en el centro y, con otros dos o tres amigos nos fuimos a tomar algo”, recordó Carlos.La reunión se estiró hasta cerca de las 23.30, cuando el grupo comenzó a despedirse. “Entonces el ‘Negro’ -por Paz- me dice que iba a ir a saludar a su mamá, que vive cerca de la terminal y que sufre problemas de salud. Como mi hotel está también por esa zona, yo me subí en el colectivo con él”, contó.Los dos se subieron al ómnibus en una parada de la calle Rivadavia, cerca de la comuna posadeña. Gómez y Paz iban charlando cuando el vehículo se detuvo abruptamente sobre la avenida Mitre. Los dos pensaron que se trataba de una parada corta, pero se equivocaron.“Estábamos en eso y pararon los colectivos, en el que viajábamos y otro. Los choferes se bajaron a ‘cazar pajaritos’, a fumar cigarrillos y escuchar música. Estuvimos así como quince minutos hasta que Marcelo se enojó y fue a encararlos”, reveló Carlos, quien recuerda que entonces se inició una discusión entre los trabajadores del volante y Paz.“Para que no se ‘pudra’ todo bajé, pero ya era tarde. Entonces, apareció una patrulla del Comando Radioeléctrico, se bajó un petiso y desde atrás me metió un cachetazo, de la nada; me tiró contra el coche y me puso las esposas. Le pregunté por qué me pegaba y le dije que era epiléptico, que me iba a hacer descomponer. Parece que eso no le gustó y me empezó a tratar peor”, narró Gómez, quien aseguró que en ese momento no vio más que sucedía con su amigo hasta que lo metieron en el móvil que los trasladó hasta la Tercera. Allí, Paz todavía estaba consciente.Al llegar a la comisaría, Carlos fue a parar a una habitación sin puerta frente a los calabozos, donde le incautaron sus pertenencias y lo desnudaron para requisarlo. En el pasillo, Marcelo esperaba rodeado por dos policías. “Cuando terminaron conmigo, este mismo cabo que me cacheteó me llevó a los empujones hasta el calabozo. Ahí me agarró otro policía y este quedó con los otros dos rodeando al ‘Negro’. Cuando me estaban metiendo en la celda se siente un ruido tremendo, como una explosión. Cuando me di vuelta mi amigo estaba tirado en el piso”, rememoró el entrevistado.Gómez recordó que Paz “no se repuso más desde ese momento” y que “lo arrastraron hasta adentro de la celda. Ahí sufre dos convulsiones y se orina todo”. Carlos hace una pausa y, con los ojos llorosos, pide perdón por esas lágrimas: “Es la bronca que tengo”, explica.Aunque parezca increíble, Carlos asegura que Marcelo estuvo sin asistencia desde ese momento hasta las 13 del sábado, es decir, por más de doce horas, el mismo tiempo que Gómez estuvo sin recibir la medicación que tenía en su mochila.Cuando el médico policial llegó, pasadas las 13 y por insistencia de su amigo, finalmente decidió revisar a Paz. No hizo falta mucho para descubrir el grave estado de salud del artesano: “Apenas entró, el médico lo miró y enseguida le ordenó a los policías que vayan a traer una camilla para llevarlo al hospital”.La noticia trascendió a los medios en pocas horas: Paz estaba en coma, al borde de la muerte. Apenas salió, Gómez -quien contó que para recuperar la libertad le hicieron barrer toda la comisaría- fue derecho al Madariaga. Allí también lo revisaron a él y descubrieron que sufrió una lesión en una mano que lo llevó al quirófano. “Estos tipos nos robaron -ver recuadro- y casi nos matan por nada. Le pido a las autoridades, al Gobernador, que me explique todo esto. Queremos que paguen por lo que hicieron, porque el ‘Negro’ hace un mes que está tirado ahí”, lanzó desde el dolor y la indignación Gómez.Finalmente, Carlos aseguró que su amigo se recupera lentamente y que recuerda todo lo que sucedió. Él y los allegados a Paz esperan que pueda declarar próximamente. “Nos robaron un montón de cosas&rdqu
o;Otra cuestión que subrayó Carlos Gómez con respecto a la pesadilla que asegura haber vivido junto a Marcelo Paz en la comisaría seccional Tercera tiene que ver con que, según sus dichos, en la dependencia “se quedaron con varios elementos que nunca más vimos”.“Yo tenía mi billetera con 60 pesos y la tarjeta de débito con la que cobro mi pensión. Nunca me devolvieron nada de eso y ahora no puedo retirar el dinero del cajero para costearme mi estadía”, relató el oriundo de Tucumán, quien aseguró que recibió la promesa de ayuda de distintas autoridades del Ejecutivo para solucionar ese problema, “pero ahora voy a Casa de Gobierno y cada vez me atienden desde más lejos”.Además, asegura que en la comisaría tampoco le devolvieron “una birome que tenía un importante valor sentimental y una cadenita de plata que es de Marcelo, que le había regalado un familiar”. La Justicia investiga por estas horas el episodio.




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