POSADAS. Un joven de 23 años se sentará próximamente en el banquillo de los acusados después de ser imputado por la Justicia, que le endilga haber violado en reiteradas oportunidades a una de sus sobrinas, de apenas once, cuando los padres de la víctima se ausentaban de la vivienda familiar o cuando la dejaban a su cuidado.La serie de dramáticos hechos sucedió durante 2011, aunque todo se conoció recién el 27 de septiembre de ese año, cuando la madre de la adolescente radicó una denuncia por abuso sexual después de escuchar de boca de su propia hija la pesadilla que vivía en manos de uno de sus tíos.Fuentes cercanas a la investigación del caso comentaron a PRIMERA EDICIÓN que el testimonio que la víctima vertió en la Cámara Gesell fue contundente y determinante para resolver la situación procesal del detenido.Con ese elemento y el resto de las pruebas, a la fiscal Elena Mabel Torrez no le quedó más que requerir la elevación a juicio del caso, que fue confirmada por el magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial.La pesadilla para la menor de once años se inició durante el primer semestre de 2011, aunque no fue hasta septiembre de ese año que rompió el silencio y le contó a su madre la dura realidad que vivía cada vez que quedaba en manos de su tío, en su casa o en la vivienda del imputado.Al parecer, en varias oportunidades los padres de la víctima dejaban a la preadolescente en la casa del joven, quien vive junto a su madre, para que la misma no quede sola. Nunca imaginaron que el verdadero peligro provendría del interior del círculo familiar.Entonces, cuando los padres de la menor se iban y su propia madre se ausentaba, el depravado aprovechaba y abusaba sexualmente de su sobrina.Por temor y vergüenza, la víctima soportó varios meses, hasta que finalmente decidió contarlo todo ante las sospechas de su madre, que notó que su hija ya no era la de antes.Hecha la denuncia, efectivos de la Policía provincial procedieron a la detención del presunto abusador, quien quedó a disposición de las autoridades.De inmediato, la Justicia ordenó la realización de una Cámara Gesell para determinar el grado de veracidad de lo relatado por la menor. El resultado fue contundente.“La menor es capaz de expresarse en forma coherente, brindando detalles tanto centrales como periféricos y reprodujo conversaciones que se dieron con el supuesto agresor”, concluyeron los profesionales del Cuerpo Médico Forense, quienes agregaron: “Detalla los hechos específicos con características. Presenta lógica e hilo conductor durante todo el relato, con elevados montos de angustia. No se observa tendencia a la fabulación”.Con este informe y otra serie de pruebas, la Justicia finalmente elevó a juicio la causa que se le sigue al joven, quien actualmente se encuentra alojado en una de las celdas de la Unidad Penal VI del Servicio Penitenciario Provincial, en Miguel Lanús, donde en los últimos días recibió la noticia de que deberá sentarse en el banquillo de los acusados.





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