Posadas. El hogar para niñas de la Fundación Reto está cumpliendo su primer aniversario esta semana y actualmente hay nueve nenas que están viviendo allí por distintas situaciones, las principales por casos de violencia y abandono. La casa lila es de las pequeñas, adelante está el de las chicas, la música cristiana suena en el salón principal donde Yésica Flaig (20) y Florencia Porcel (20) reciben a Primera Edición para contar su experiencia y la contención que están brindando a las pequeñas. Las jóvenes remarcaron en todo momento que “la clave” es el amor y principalmente tratan de curar los corazones lastimados para que de a poco se recuperen en la gran familia. Todas las menores son derivadas por el Poder Judicial y tienen entre un año y medio y 16, de las que llegaron hasta el momento ninguna tenía problemas de adicciones, solamente una de ellas había comenzado a “probar” el cigarrillo, pero principalmente fueron derivadas a la casa luego de ser “rescatadas” de situaciones de violencia y abandono. La bebé está en la casa desde los ocho meses, la Justicia determinó que ahí estaría más cuidada y por el momento no puede permanecer con sus padres porque tienen problemas de alcoholismo. La pequeña en el hogar de Reto aprendió a caminar y ya dice sus primeras palabras y reconoce como mamá a varias de las chicas que la cuidan.El fotógrafo se acerca y se aferra en los brazos de Yésica, que es quien está pendiente de ella las 24 horas. La cunita está en medio de las cuchetas que ocupan sus hermanas del corazón, que al igual que ella llegaron por motivos similares. Entre las nenas que están la mayoría son de Posadas y alrededores y hay dos de Leandro N.Alem, de seis y nueve años que también fueron derivadas por cuestiones de abandono. “La más chiquita tenía los pies llenos de piques, también tenía en las manos, todavía está en tratamientos con remedios, casi no podía caminar”, contó Florencia. Era una muestra del estado en el que se encontraban. “Tuvimos que llevarla al hospital porque no nos animábamos a sacarle por la infección y el dolor que ella tenía”, agregó Yésica, quien también comentó que varias veces tuvieron que concurrir al hospital de Pediatría porque primero no la querían atender, finalmente con una nota de la Justicia recibió la asistencia médica. En la casa de las niñas permanecen hasta los 16 años, después pasan al de las chicas, donde también actualmente hay casi treinta que llegaron para recuperarse de las adicciones. Las más pequeñas prácticamente pasan el día haciendo sus tareas de la escuela, por la mañana, y por la tarde asisten las maestras del Sistema Provincial de Teleducación (SiPTeD), quienes dictan las clases para que no pierdan la escolaridad. Las más grandecitas también colaboran en la organización e higiene de la casa.“Algunas de las nenas formaron como una coraza por la misma situación de violencia, la adolescencia es una edad difícil, pero con amor y paciencia las contenemos para que puedan entender”, comentó Florencia. Casi no las visitanLa fundación, para las pequeñas, no tiene establecido un régimen de visitas, los padres pueden acudir las veces que quieran. Sin embargo, sólo una de las nenas recibe esporádicamente la visita del papá. Un matrimonio, en tanto, está interesado en la adopción de la bebé y también la visita los domingos, que son días de reuniones. “Pero el caso está parado, según nos dijeron de la Justicia y ella tiene que pasar al menos un año y medio en el hogar para que se determine la situación y si vuelve o no con sus padres o puede ser adoptada”, comentó Yésica, quien no puede ocultar cómo se encariñó con la pequeña. Eligieron quedarseYésica es de Eldorado y hace tres años y medio se integró a la Fundación Reto, ella misma acudió en busca de una salida y contó que principalmente su problema era la “rebeldía”. Ahora trabaja en el hogar y señaló que allí encontró la ayuda que necesitaba.Florencia, en tanto, hace casi nueve años que ingresó, es de Buenos Aires y llegó con problemas de adicciones. La joven se casó con un muchacho, también de la fundación, y viven al lado de la casa de los varones. Eligieron quedarse para trabajar y brindar toda la contención que ellos recibieron cuando llegaron en busca de una salida.




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