LEANDRO N. ALEM. Los “chacales” la obligaron a perder su inocencia cuando tenía quince años. A bordo de una Traffic, la secuestraron, la drogaron y la violaron. Después de amenazarla, la abandonaron en Posadas. Parecía el final de la pesadilla. Sin embargo, ese recién era el comienzo.Pasaron más de tres años, pero el calvario no se acaba para una joven de 18 años que asegura haber sido violada por el mismo grupo de personas que ahora la amenaza por vía telefónica. ¿Qué le piden? Que les brinde información sobre una cuenta en la que supuestamente tiene el dinero de una herencia que su padre le dejó antes de morir, en 2000.El caso está judicializado y la familia de la víctima cuenta con custodia policial desde que todo comenzó. No obstante, los delincuentes que la persiguen continúan tras sus pasos y ahora incrementaron las amenazas.Serie de denunciasEn diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la madre de la joven relató la aberrante serie de sucesos que comenzaron una mañana de 2009.“Fue el 12 de febrero”, recordó la mujer sobre una fecha que será difícil de olvidar para ella y su hija. Ese día, alrededor de las 7.30, la menor -en ese entonces tenía quince- caminaba hacia la casa de un profesor particular con el fin de preparar Matemáticas para rendir cuando fue sorprendida por cuatro forajidos que la subieron a una combi tipo Traffic por la fuerza.“La secuestraron en Alem y la dejaron en un malezal, en Posadas. La mantuvieron cautiva desde las 7.30 hasta las 22”, contó la madre. “La drogaron, la violaron y después la abandonaron sobre la avenida Cabo de Horno de Posadas”.Durante esas catorce horas, la víctima contó que los forajidos la amenazaron una y otra vez. Ahí la muchachita comprendió de qué se trataba: querían el dinero que su padre, que falleció en 2000, le había dejado como herencia.“Él trabajaba con los bancos y manejaba dinero. Cuando falleció, aparentemente algo de esa plata quedó para ella, pero ni nosotros sabemos. Todo está en trámite judicial y desde ese momento ellos la atemorizan para que les entregue ese dinero. Mi hija no sabe siquiera cuánto es”, comentó la progenitora de la víctima.Desde aquel primer ataque, el terror se fue acrecentando y la madre decidió pedirle ayuda a las autoridades. La familia cuenta desde ese momento con custodia policial, pero ni siquiera eso frenó a los abusadores.El 19 de mayo de 2011, por ejemplo, la joven caminaba a la casa de un familiar cuando otra vez fue sorprendida por dos de los malvivientes. “Vos sabés el número de cuenta. No vamos a parar hasta que nos lo des”, le dijeron mientras le apuntaban con un arma de fuego, siempre según sus dichos.Al poco tiempo, el 14 de septiembre, otra vez la menor volvió a transformarse en víctima mientras estaba en la escuela a la que asiste. “Como era la Semana del Estudiante y había mucho movimiento en la escuela, uno de ellos aprovechó que ella estaba sentada atrás sola, la amenazó con un arma y la llevó a la vuelta. Ahí, ese hombre volvió a abusar de ella”, aseguró la madre y contó que, según su hija, ese individuo “tiene unos 50 años y anda con otros dos de unos 21 y 22”.Desde esa vez los ataques parecieron frenarse, pero la pesadilla para la ahora joven volvió a hacerse realidad hace dos semanas, cuando volvieron las amenazas. Entonces, la mujer se hartó y decidió salir a contar a los medios.“La llaman y le dicen que quieren verla en privado para hablar. El otro día le llegó un mensaje que decía ‘se pudrió todo, ahora sí no se salvan. Van a ver’. Esto no es vida, queremos que esto se resuelva, ya van casi cuatro años así”, clamó la mujer .Actualmente la víctima recibe tratamiento psicológico en Alem y asesoramiento penal a través de la Secretaría de Acceso a la Justicia y Derechos Humanos, a cargo del doctor Fabián Oudín, pero nada puede con el miedo que siente la familia: “esa gente anda de vuelta por Alem. Nos arruinaron un montón y ya no sabemos qué hacer”.




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