POSADAS. Datos referidos al primer semestre del año confirman que el crecimiento de la recaudación impositiva se desacelera y, con ello los recursos que automáticamente se transfieren a las provincias. Si bien el cambio no es abrupto, sus consecuencias no deberían generar grandes dificultades en los municipios. Sin embargo la dinámica fiscal de un gasto público que no cesa de crecer, montada en el marco de un contexto internacional inéditamente favorable, no es sostenible, señala el informe difundido por la consultora Idesa durante los últimos días.Según señala, datos provenientes del Ministerio de Economía, muestran que en la primera mitad del año 2010, la distribución automática de impuestos nacionales a las provincias tuvo un crecimiento interanual de 34% en valores nominales. En tanto que en el primer semestre del 2011 el crecimiento fue de 33%.Mientras que en los primeros seis meses de este año, el crecimiento de los recursos nacionales transferidos automáticamente a las provincias cayó a una tasa del 24% interanual. Estos datos son oficiales y, si bien provisorios, muestran con claridad que el crecimiento de los recursos fiscales que llegan a las provincias por la vía de la distribución automática se está desacelerando. A tener en cuentaNo se trata de una caída abrupta, pero merece ser tenida en cuenta porque tiene impactos relevantes sobre las finanzas provinciales. La Constitución Nacional adopta una organización federal, pero la mayor parte del cobro de impuestos está a cargo de la Nación, más precisamente de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos). Los servicios más importantes, en cambio, como la educación y la salud pública, la seguridad, la administración de justicia y la infraestructura urbana, son gestionados por las provincias. Por esto, una porción de los impuestos que recauda el Estado nacional son distribuidos automáticamente a las provincias aplicando un complejo conjunto de reglas que fija los porcentajes para cada jurisdicción.Para cumplir con sus responsabilidades, las provincias se financian con lo que reciben por dicha distribución automática, más lo que cobran por impuestos propios (ingresos brutos, inmobiliario, sellos y otros) y lo que la Nación le transfiere discrecionalmente de sus propios recursos. Concluido junio, se dispuso de información provisoria sobre los impuestos distribuidos automáticamente a las provincias en el primer semestre del 2012. Por el momentoDe todos modos, según la consultora, la restricción fiscal de las provincias todavía no es tan severa como la experimentada en el 2009, cuando la distribución automática creció apenas un 9%. Pero en la actualidad se cuenta con menos márgenes de acción. Un antecedenteEn el 2009 se pudo apelar a crear el Fondo Federal Solidario, que consiste en distribuir el 30% de las retenciones a las exportaciones de soja entre las provincias. En cambio ahora las disponibilidades son mucho más acotadas.La escasez de recursos fiscales queda al desnudo con la insistencia de no actualizar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias personales. Agotado el crecimiento de la recaudación impositiva para sostener el crecimiento del gasto público se apela a las reservas del Banco Central, los ahorros apropiados por la Anses, la emisión espuria de dinero y el ahogo financiero a las provincias. El crecimiento insostenible del gasto público de los últimos años llevó a dilapidar la oportunidad que ofreció el contexto internacional inéditamente favorable. De cara al futuro, los cuestionamientos al impuesto a las ganancias y la mala situación fiscal de las provincias deberían asumirse como dos buenas razones para empezar a desmontar los factores que presionan por seguir aumentando el gasto público.





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